Gabriela Rasgado.- Este miércoles a las 16:00 horas, Javier Duarte de Ochoa vivió su última audiencia antes de ir a juicio.Actualmente preso en el Reclusorio Norte, el exmandatario veracruzano debió esperar por más de un año para presentar las pruebas ante un juez, con las que busca demostrar que es «el pagador» en el que el sistema lo convirtió, como él mismo definió su encierro.

En la audiencia, la Procuraduría General de la República (PGR) también presentará sus más de 100 medios de prueba para sustentar su acusación de asociación delictuosa y operaciones con recursos de procedencia ilícita, vapuleada por no haber podido sostener la de delincuencia organizada, que le habría valido una pena de hasta 60 años de prisión.

Hacia las 13:00 horas, el área de juzgados federales adyacente al Reclusorio permanece en calma, en tanto que los medios de comunicación iniciaron desde la noche del martes su enlistamiento para tener un lugar entre los 30 posibles asistentes a la audiencia.

En esta, el juez valorará que pruebas acepta y cuáles desecha, lo que deberá justificar en todo momento, con miras a la etapa de juicio. Al término de esta audiencia, dictará el auto de apertura a juicio oral y habrá terminado su turno en el proceso, pues desde ahora, será un tribunal de enjuiciamiento el que se encargue de la siguiente fase.

Duarte podría no ser sentenciado este año, pues el juicio dependerá sobre todo de la carga de trabajo que enfrenta el juzgado que lleva su caso.

De ser encontrado culpable, la pena máxima que podría purgar serían 25 años de cárcel, aunque si busca un procedimiento abreviado, pasará menos tiempo en prisión y deberá reparar el daño, es decir, devolver lo que presuntamente se robó.