Francisco L. Carranco.- Entre las crisis económica y social, además, de la pandemia, los mexicanos nos preparamos para nuestras primeras “fiestas patrias” sin alboroto ni algarabía por celebrar todo la herencia de los personaje que ofrendaron su vida para darnos patria, según dicta la historia y, este año, a través de las pantallas de televisión y otras plataformas audiovisuales, veremos el fervor patrio quebrado por tantos pesares a cuesta de los mexicanos.
El inicio el mes de septiembre, genera en el país, una efervescencia sobre los preparativos de del gran festejo del “Día del Grito” como todos los años, y como todos los años, se espera que este sea mejor que el anterior, pero, las dudas aparecen por todos lados, en todas las localidades del país y, por supuesto, la pregunta aflora: “¿va a haber Grito?”
La respuesta se mantuvo en el aire porque las reglas en la nueva normalidad, están determinadas con el avance y peligro de contagios; la pandemia, que dicho sea de paso, en Veracruz se mantiene con etapas altamente peligrosas, con cifras alarmantes y amenazantes para la sociedad veracruzana, sólo, que no le importa.
Todos los preparativos se iniciaron con relación al avance de la pandemia que es la que rige, insisto, todos los eventos y movimientos públicos, la disyuntiva era cancelarlo o no, la conmemoración debe continuar, el nacionalismo y la patria no se debe perder y, hago el comentario, a razón de que las noticias sobre la ceremonia del “Grito” se circunscribieron alrededor de sí seria a puerta cerrada o virtualmente.
La decisión Nacional y estatal se dio para que la gran Noche Mexicana se realice de manera virtual a través de medios audiovisuales, televisión y radio, streming y redes sociales, el fervor patrio no se puede ni se debe olvidar aún y a pesar de las crisis, pandemias y alborotos políticos.
NI sacarla de los medios, es decir, no debemos aceptar que las televisoras, principalmente, solo le den cabida a la información sobre quién y quienes tendrán la señal y cobertura del evento, hay que reivindicar a los personajes independentistas, sus convicciones y los discursos llenos de valor histórico que sostienen el orgullo patrio, aún con la violencia, desapariciones, feminicidios y las masacres perpetrados por el crimen organizado.
Las noches mexicanas pasadas, antes de la pandemia, a pesar de las crisis que estamos viviendo, era un momento para que nuestros niños y jóvenes, desde sus particulares ópticas, reflexionarán desde las aulas sobre los valores patrios y reconocimiento de que los héroes independentistas no sólo son el nombre que lleva la calle en donde viven.
Tenemos que decirlo, por lo menos, en las aulas de las escuelas primarias, secundarias y prepas, el discurso patrio permea a los alumnos, algunos de ellos preguntan que significan los símbolos patrios, las imágenes, por ejemplo, que las mañaneras del Presidente de la República exhiben en la mampara Hidalgo y Morelos representantes de la primera transformación del país en el México libre.
El Grito de Dolores no hace recordar los 300 años de colonialismo español, donde los colonizadores infectaron a nuestro país con mañas, corrupción, sanguinarios estilos de propiedad y gobiernos imperialistas, subyugando a los mexicanos, lo que propicio que el Cura Hidalgo, entre tantas barbaridades y atropellos sobre la población arengara una noche, el 15 de septiembre, a la lucha contra los españoles, contra el mal gobierno y contra los excesos para iniciar la guerra de independencia que dio libertad a los mexicanos.
“El grito del Cura Hidalgo” es para México y los mexicanos, en cualquier parte del mundo donde se encuentren, el momento de identidad como pueblo, unido por el compromiso cívico de la mexicanidad que rebasa fronteras y que en México se celebra como una gran fiesta en conmemoración de todos los mexicanos que murieron en la cruel batalla, entre mexicanos y españoles, incluidos los héroes, muertos todos, por una patria libre.
Hoy nuestros muertos también son héroes. Héroes que luchan en los hospitales contra la pandemia del Covid-19 que, todos los días, fallecen por malas políticas de salud de aplicación incorrecta. Miles de ciudadanos mueren en vendettas entre criminales, ciudadanos inocentes son secuestrados, levantados, y asesinados impunemente.
Los robos, asaltos en todas sus modalidades generan víctimas funestas. La economía va en bajada, los problemas nos agobian y perturban psicológicamente, porque estamos siendo víctimas de la miseria y los únicos caminos que le quedan al ciudadano que vive en pobreza es adueñarse de lo ajeno para sobrevivir.
Los derechos humanos endebles, ante una sociedad desigual, con gobiernos insensibles ante el agobio social y económico producido por la Pandemia que sigue mermando todo, y aunque aceptemos que las medidas impuestas, desde el gobierno federal, para aperturar los comercios e inyectar un poco de gasto público para dinamizar la economía, no es suficiente, porque es mayor la necesidad que la oferta.
Este 2020, es uno de los festejos a la patria más triste desde que haya memoria; desde el confinamiento, reflexionaremos sobre las experiencias de la historia que no pudieron, como primera transformación, mejorar nuestro presente, por el contrario, nos han dominado con discursos, desinformación, abusos y control evangelizador para tratar de convencernos que todo está bien, cuando precisamente, todo va mal.
Como mexicanos sólo nos queda la reflexión que, si pensamos en nuestra historia, llena de pasados conservadores, como dicen por ahí, gobiernos corruptos, ineficiencias, robos y saqueos al país, con un gobierno que, machaca y machaca en contra de ellos, pero, no hace nada para remediar la diferencia con los 300 años de colonia.
Como todos los años, los mexicanos, esperamos soluciones hechos y políticas públicas para intentar el progreso de nuestra nación, resultados prácticos que no ayuden a todos, bueno esos son los deseos con los que esperamos los festejos de las Fiestas Patrias y, como las cartitas a santa clós, nunca llega lo que pedimos, y mucho menos si se trata de esperanza, en fin.
¡Que vivan las Fiestas Patrias!