CIUDAD DE MÉXICO, 26JUNIO2020.- Elementos de la Secretaría de Seguridad Ciudadana, resguardan las inmediaciones de las calles que rodean avenida Monte Blanco, en donde Omar García Harfuch, secretario de Seguridad Ciudadana de la Ciudad de México, sufrió un atentado la mañana de este viernes. En el lugar, peritos realizan las investigaciones correspondientes. FOTO: MARIO JASSO /CUARTOSCURO.COM

Francisco L. Carranco.- Todavía hace unos meses, el parámetro de la violencia en México, era el año 2019 las cifras alcanzadas en ese año de la administración del nuevo gobierno presentaban un índice delictivo peligroso y alarmante que se pretendió minimizan con aquella frase “de abrazos no balazos” para erradicar la violencia extrema del país que sigue produciendo muertos y mucha inseguridad.

Sin embargo y después de analizar el atentado al Secretario de Seguridad Ciudadana de CDMX, Omar García Harfuch, en estos seis meses del segundo año presidencial las estadísticas reportan y catapultan al 2020 como el año que será el más violento de la historia de la propia violencia en México con cifras realmente espeluznantes que, de no detenerse, seguirán extinguiendo la política pública sobre seguridad del actual régimen que administra el Presidente de la Republica, Andrés López Obrador.

El costo político ni se diga, la violencia es un problema legal que, efectivamente, lo ha pregonado y pregonará los próximos meses echándole la culpa a los presidentes pasados y, sí, reconocemos que los últimos presidentes, creo yo que a partir, quizás, de Vicente Fox a la fecha, todos esos gobernantes han sido víctimas de ese flagelo con traiciones, amenazas, complicidades, omisiones, irresponsabilidades, participación financiamiento de sus campañas y el obstinado capricho de no cerrarle la puerta al crimen, sea el que sea, pero, crimen al fin.

En el pasado, definitivamente, cada presidente es responsable de su cuota de muertos y su estadística delictiva, incluida, la corrupción e impunidad, insisto, Fox inicia la carrera a la cúpula de la pirámide delictiva, ya que los casos de muertos con violencia y otros delitos se convierten en estadísticas del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SNSP) que, mes a mes, da cuenta del avance de la actividad criminal, la cifras son escandalosas y se manejan a bajo perfil. Para no hacer olas.

Peña Nieto, dijo, que en su gobierno bajarían las tasas de homicidios dolosos y no fue así, las estadística y florecimiento de otros delitos de alto impacto siguieron a la alza, con  su consabido deterioro de las fuerzas de seguridad, siempre acuarteladas, tanto federales, como estatales y municipales, generándose mayor fortaleza de los grupos delincuenciales.

A  partir de la administración presidencial e AMLO, el presidente se comprometió a bajar los índices delictivos de manera significativa esto lo dijo en una ocasión al asumir la responsabilidad de dirigir este país, sin embargo, la violencia está ahí  y parece muy difícil que se erradique en el corto plazo, éste último evento en que aparece el “reto” de la delincuencia en contra de la ciudad más importante del país, en donde se asientan los poderes políticos del Gobierno de México y es el centro del todos los poderes industriales y comerciales, sucede este atentado contra uno de los  principales jefes de la Seguridad Ciudadana, atacado a balazos y que “afortunadamente” su vehículo blindado salvó la vida del funcionario.

Inmediatamente el revuelo ocasionado por el ataque a, García Harfuch, provocó que la comunidad nacional y el mundo, nuevamente, se preguntará sobre la política de seguridad que opera en México, ¿qué pasa con el plan nacional de seguridad? se pregunta la sociedad.

Atacar al Secretario de Seguridad Ciudadana se debe a, o se especula que fue a raíz de las recientes declaraciones hechas por él mismo donde difundió la distribución geográfica de las organizaciones que operan y controlan a la ciudad de México, dijo “que los grupos dedicado al narco están creciendo y fortaleciéndose, perseguirlos esa será mi prioridad” .

El Gran reto

La noticia del ataque contra el Secretario de Seguridad de Ciudad de México, por primera vez, mediáticamente, rebasó la atención a las noticas sobre el Coronavirus y la fuerza letal de la enfermedad, la violencia ejercida contra el funcionario acribillado con cientos de balas de grueso calibre y que costó las vidas de dos escoltas y una ciudadana inocente que caminaba por la zona, atrajo el interés de la ciudadanía. La delincuencia reta a la autoridad con el ataque.

«Las investigaciones sobre el atentado se encuentran muy avanzadas» dijo, Ulises Lara, Vocero de la Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México, quién además dio avances de la investigación, detenidos y aseguró “se hará Justicia”. El reto de la Autoridad.

A pesar de la ferocidad del ataque a, García Harfuch, el hecho fue catalogado por las autoridades policiales como un ataque fallido, ya que no se cumplió con el objetivo (asesinato del funcionario) pero, el avispero de revoloteó porque ahora habrá que cumplir todos los “dichos” que se han realizado desde la declaración e García Harfuch hasta la de la Fiscalía, pasando por Claudia Sheinbaum quién aseguró que se trabaja para mantener una ciudad en paz, y con justicia, no se va a detener. Otro reto.

El Presidente de México, se refirió al atentado ocurrido el sábado desde Palacio Nacional y dijo “no nos vamos a dejar intimidar, que quede claro, nosotros no le vamos a declarar la guerra a nadie” o sea, se dejará pasar el hecho… como de costumbre, así como si no hubiera pasado nada, es otra pregunta ¿?.

García Harfuch, de inicio, culpó al cártel CJNG pero, no se descarta una alianza con organizaciones criminales, no se puede descartar ninguna teoría dijo, el Secretario de Seguridad NacionalAlfonso Durazo, mientras la sociedad espera y espera actos contundentes porque el Coronavirus, por un momento, ocultó toda la actividad criminal que sigue en aumento y reporta estos seis meses del 2020 como los más violentos en el país. Otro reto.

La reforma sobre la política de seguridad que, incluyó la incorporación, bajo todas las críticas políticas y sociales, de la constitución de la Guardia Nacional, creo que llega al momento de desempolvarla y volver a traer a los efectivos de esta corporación de las fronteras norte y sur del país, para que operen acciones en contra del crecimiento de la delincuencia de todos los delitos que ya empezamos a lamentar y, más lamentaremos que se instaure públicamente un segundo poder en este país, con las peores consecuencias para los mexicanos y nuestro propio país que sucumbe ante tanta violencia ejercida por los criminales.

Suburbio 1

De verdad ¿habrá resultados y operación contra los delincuentes que atacaron a Omar García

 Harfuch?

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