Por: Carlos Antonio Quijano Villanueva.- La cerveza es un mundo por sí misma. La afirmación anterior puede parecer una exageración, sin embargo, hay suficientes argumentos para sostenerlo.
Se puede hablar —o leer— largo y tendido de ésta bebida, pasando por su historia, procesos de elaboración, distintos estilos en que se clasifica, o la correcta forma de servirla y degustarla.
Es un tema del que se podría continuar aprendiendo por mucho tiempo ya que está sujeto al cambio, como todo en nuestra existencia. Por ello a continuación, presentamos algunos puntos a favor de un acercamiento a la cultura cervecera mediante su lectura.
Leer de cerveza es leer sobre la gente. Servirse un tarro implica el trabajo de muchas personas. Comenzando por los campesinos que siembran y cosechan los ingredientes, los cereales y lúpulos; continuando con los laboratoristas que desarrollan las cepas de levadura con las que se fermentará; siguiendo con los maestros cerveceros, grandes y pequeños, quienes se esfuerzan por ofrecer un producto de excelencia, recuperando estilos históricos y creando las nuevas tendencias, ya sea desde las ciclópeas corporaciones internacionales o desde las pequeñas y medianas empresas locales; incluso diseñadores, publicistas y distribuidores. Cada uno forma parte del proceso cervecero, sin ellos no podríamos disfrutar de esta gran bebida, de modo que, resulta un ejercicio interesante el reparar en todo el trabajo dentro del tarro.
Leer de cerveza es acercarse a la comunidad. Afortunadamente, hoy en día un gran número de cervecerías artesanales han surgido a lo largo y ancho de México. Cabe destacar que la producción de cervezas artesanales es uno de los mercados más prometedores hoy en día. La influencia del vecino país del norte —el de más crecimiento en cuanto a microcervecerías a nivel mundial— se ha dejado ver principalmente en los estados fronterizos del territorio, siendo Baja California Norte la meca cervecera nacional.
El centro y el sur se han incorporado recientemente a este “movimiento artesanal”, con sus diferencias hablando de cantidades de producción, pero no en entusiasmo y calidad. En Veracruz, la última década ha sido testigo de un creciente número de pequeñas empresas cerveceras que buscan traer calidad y variedad al abanico de posibilidades de sus clientes, generando empleos y beneficios económicos para su localidad, por tal razón, vale mucho la pena conocerlos, así como el trabajo que hacen, en ocasiones, comenzando por leer sobre sus productos.
Sin duda, leer de cerveza es acercarse a la cultura, este brebaje se disfruta en todo el mundo, en algunos lugares cuenta con siglos de tradición, en otros es más reciente, pero en general, implica un vínculo interesante con la sociedad. El modo en que se percibe cambia de país en país y se refleja en peculiaridades muy interesantes de cada cultura. El ejemplo de Alemania es sobresaliente, pues la cerveza es parte fundamental de la dieta germana desde hace siglos, tan importante es, que la ley de regulación de alimentos más antigua surge ahí. En 1516, el príncipe Guillermo IV de Baviera decretó que la cerveza debía estar regida por la Reinheitsgebot (Ley de pureza). Desde entonces se dispuso que debía ser elaborada únicamente a partir de agua, cebada malteada y lúpulo. Hasta el día de hoy, la mayor parte de la producción cervecera alemana continúa con la tradición, lo que la diferencia de los estilos de otros países, cada cultura tiene su cerveza y cada cerveza tiene su historia.
Otra buena razón —una de peso— para conocer sobre la cerveza y sus temas relacionados es aprender a cuidarse. El simple consumo de alcohol no es la finalidad al degustarla, se puede disfrutar de ésta sin llegar al exceso. Es importante saber los riesgos que se corren al sobrepasarse, todo debe ser con medida. No es necesario consumir grandes cantidades para apreciar aromas exquisitos e inesperados, o conocer delicados e intensos sabores que difícilmente pueden encontrarse en otras bebidas. Olores herbales o frutales, sabor amargo o dulce y una variedad enorme de notas que ofrecen similitudes a otros alimentos y bebidas —como las que saben y huelen a café o incluso algunas que se asemejan a jugos de frutas tropicales— se combinan en el paladar para ofrecer experiencias sensoriales increíbles en las que no es necesario excederse para disfrutar.
De este modo invito a los lectores a prestar atención a la cerveza y su mundo, temas que suelen pasar desapercibidos en el día a día. Es necesario difundir la Historia y la Cultura detrás de la bebida que tanto disfrutamos, así podrá ser liberada de prejuicios, mostrará su complejidad, lo diversa que es y el fuerte impacto que tiene en nuestra sociedad. Esperamos que este texto logre despertar su interés y nos acompañen en futuras ocasiones.
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