Francisco L. Carranco.- O lo que es lo mismo, el mundo de los reveses alrededor de la esfera presidencial que, como efecto boomerang, el festín provocado por la supuesta declaración ministerial de 60 hojas de Emilio Lozoya Austin, regresa estropeando el show mediático de acusaciones contra más de una docena de supuestos personajes sobornados por Odebrecht y que, ahora, los acusados pertenecen al equipo del ejecutivo, emparejando los cartones en el marcador.
Verá usted, en el viejo “argot político y social” la frase con la que intitulamos esta colaboración “Para tener la lengua larga hay que tener la cola corta…” resume la congruencia que se debe de tener al expresarnos, criticar, denostar o, simplemente acusar, para ello, el que se expresa en ese tenor deberá estar limpio, impoluto, no sólo predicar moralmente al ahí se va, sino hacer del ejemplo personal una forma de conducta.
Así, estar seguro de que al avasallar al contrincante no habrá replica y, mucho menos, oportunidad de que le reviren sus dichos con acusaciones lapidarias, como los que aparecen en los videos, con pruebas que diluyen el gran festín que celebraban los esbirros de la 4ta. Transformación, hasta que aparecen Pio y León.
Todos los espectadores de redes sociales, noticieros de televisión abierta y de paga, los corrillos del café, las charlas telefónicas, por eso de la sana distancia, y los comentarios en el trabajo giran alrededor primero de la declaración de Lozoya sobre actos de corrupción de una larga lista de personajes de la política: desde los ex presidentes: Salinas, Fox, Calderón y Peña Nieto hasta funcionarios menores y operadores de los señalados.
De alguna u otra forma desde el penal donde se lleva el juicio a distancia de Emilio “L” se filtraron unos videos, al parecer desechados como prueba porque, ojo, aunque aparecen algunos individuos conocidos y de fácil relación con los acusados por Lozoya, en ningún momento se dice para quién es o serán las “pacas” de dinero que aparecen en esos videos, no hay destino, pues, de adonde llegarán esos millones…
Por supuesto que, además, las oficinas donde se está haciendo la entrega de los billetes no son oficinas del Senado ni se aprecian vestigios de que pudieran parecer de un despacho de los aludidos o beneficiarios, la grabación sólo exhibe la acción de los billetes y algunos sujetos “contando o acomodando” los fajos de billetes.
Obviamente, debe haber más videos que si pudieran ser considerados pruebas irrefutables para fincar responsabilidad a los que recibieron el dinero producto de la repartición de Lozoya que, dicho sea de paso, era el mandadero según sus propias declaraciones de los hombres de Odebrecht para sobornar a los corruptos políticos mexicanos que se han prestado a eso.
La popularidad presidencial, con la filtración e la declaración ministerial de Lozoya y los vídeos en YouTube de los billetes, se incrementó exponencialmente y las mañaneras atrajeron a la multitud de mexicanos que, al escuchar la doctrina con un poco de burla hacia los embarrados, reflexionaron sobre el pasado inmediato de los ex presidentes ratones que recibieron dinero para desfondar a las instituciones que han sido los pilares de la economía mexicana como es el caso PEMEX.
Por un momento, el triunfo contra la corrupción visualizada en la acusación de Lozoya inundaba al país y la 4ta transformación consolidaba la evidencia filtrada, los mexicanos olvidamos al COVID-19, la economía colapsada, la inseguridad, la violencia, la falta de crecimiento económico, el deterioro del bienestar y otras tantas cosas, incluido el desprestigio de panistas, entre otros muchos problemas que agobian al país. Pero…
Siempre hay un pero… como suele pasar en la política, Lozoya con la información vertida en contra de los opositores no es confiable porque no cuadran en tiempos y forma, no hay pruebas contundentes contra todos los acusados y así como fueron saliendo los nombres de los extorsionados aparecen los mismos nombres, pero, en denuncias que lanzarán contra Lozoya por daño moral, difamación y algún otro delito que se pueda constituir con la declaración del ex director de PEMEX, pero, esto no acaba aquí…
Por el tamaño de los acusados y señalados por Emilio “N” al atacar y filtrar información contra PEÑA NIETO, SALINAS, CALDERON, FOX. OSORIO CHONG, VIDEGARAY, CABEZA DE VACA, ANAYA, bueno hasta DUARTE y otros personajes, de algún lugar y por instrucciones de alguno de los aludidos surge la revancha o defensa de lo que parecía un triunfo político presidencial y de la cuarta transformación, una serie de videos donde aparece el hermano consentido del Presidente AMLO, Pio López Obrador en una negociación millonaria en beneficio de la campaña del actual Presidente de la República.
El tratamiento mediático, también, a través de Redes Sociales, TV abierta, TV de paga, prensa escrita a nivel nacional e internacional derrumban toda la cortina de humo que se había logrado para distraer y tratar de convencer a los mexicanos que hay un grupo político que no es corrupto, sin embargo, esto no es así.
Los que filtraron la información, también, recordaron con videos al tristemente ilustre Rene BEJARANO recibiendo embute y para colofón al Gobernador de Puebla Manuel Barbosa, Ana Gabriela Guevara, Manuel Bartlett, Carlos Lomelí, Napoleón Gómez Urrutia, entre otros que agachan la cabeza…
Al final del día, todo hace parecer que se subestimaron a los contrincantes, que al ser 4 ex presidentes y secretarios importantes, pues, también deben tener pruebas como esos videos que exhiben al “nuevo hermano incómodo” del Presidente, Pio López Obrador y a ese joven, doble agente político, David León que servía al partido Verde y a MORENA, el cual ve frustrado su nombramiento, como el mero mero, de la distribución de medicamentos del Estado para el país.
Esto apenas empieza y creo que AMLO deberá contratar nuevos operadores y, estar seguro, que los inculpados no tengan pruebas para defenderse de las débiles acusaciones, es decir como coloquialmente se dice que no tengan cola que les pisen.
Suburbio 1
El alcalde de Xalapa. Hipólito Rodríguez Herrero, como que no agarra la onda… o será ¿qué las indirectas no entiende…?