FELIPE DE JESÚS FERNÁNDEZ BASILIO.- Como era de esperarse y al avanzar los conteos en los estados norteamericanos en los que hasta la semana pasada no se habían concluido, la distancia entre el candidato demócrata y el presidente republicano se amplió un poco más y aunque no se dio la paliza esperada antes de las elecciones, sí fue posible declarar vencedor a Biden por obtener los votos necesarios para ser presidente de los Estados Unidos a partir del próximo 20 de enero.
Lo anterior sucederá pese a que los que se niegan a desconocer la derrota de Trump sostienen que a fuerza de recursos legales van a cambiar los resultados de la elección, ya que aunque alegan la existencia de fraude, en realidad no han presentado alguna prueba que lo demuestre y aunque el camino postelectoral parece largo, en realidad no es más que ceremonial y es que aunque parezca que todavía pueden surgir algunas trabas tanto en los recuentos como en la integración misma de los delegados al Colegio Electoral, la realidad es que siempre ratifican lo que ya está votado, esa es la tradición y Estados Unidos es quizá uno de los países más tradicionalistas del mundo.
Otra cosa que hay que resaltar es que los partidarios de Trump, incluido el servil presidente mexicano, dicen que los medios de comunicación no son autoridades electorales y por ello no se puede reconocer como ganador al que proyectan, argumento que choca tanto con la frialdad de las matemáticas como con la tradición que ya se ha mencionado.
Para empezar esa determinación o proyección como le llaman en aquel país no es hecha por los medios de comunicación arbitrariamente sino que se basa en técnicas matemáticas y estadísticas que emiten las autoridades electorales, algo similar a lo que aquí conocemos como el PREP o los conteos rápidos, es decir se trata de información sustentada por los conteos que se llevan a cabo en las propias casillas electorales y solo cuando hay una certeza de que el conteo final no va a variar es que se declara un ganador en cada estado pero cuando la elección está reñida, ese estado se reserva para la siguiente fase del conteo e incluso hay estados que ordenan un segundo conteo manual de todos los votos cuando la diferencia es mínima entre uno y otro candidato.
Pero al final los datos que arrojan los conteos preliminares y los definitivos coinciden y ese segundo conteo es solo para que no quede alguna duda del resultado cuando es muy apretado, tan es así que aquí en México siempre gana el candidato que determinó el PREP y lo mismo sucede en todos los países que son democráticos.
Pero más allá de todo esto, la lección que nos dejan estas elecciones norteamericanas es que cuando la democracia es verdaderamente fuerte da y quita sin contemplaciones y así como un día el pueblo encumbra con aclamaciones a un personaje, al otro lo puede sacar del cargo con la misma autoridad con la que lo nombró y el caso más célebre de lo anterior lo vivió Winston Churchill quien en los años más aciagos de la guerra fue aclamado y apoyado por el pueblo británico como un gobernante apto para conducir al país en esas circunstancias pero apenas se rindieron los alemanes lo sacaron del poder y ni siquiera pudo disfrutar de la victoria, es decir, lo apoyaron mientras había hostilidades pero cuando estas cesaron pensaron que era mejor Clement Attlee para iniciar la posguerra.
Pues algo parecido sucedió con Trump, muchos creyeron en su discurso lleno de odio pero que a la vez generaba expectativas de recuperar empleos en ciudades que están muy decaídas como Detroit, mas vieron que no se recuperaban los empleos como se había prometido y que por otra parte el país estaba cayendo en una espiral de odio como no se había visto en mucho tiempo y de una manera mucho más amplia que los odios tradicionales entre los norteamericano, porque ya no era sólo de blancos contra negros o latinos, sino que ahora la división y el enfrentamiento se da incluso al interior de las familias, ya que la estrategia principal de los líderes neofascistas como Trump es sembrar el odio entre la población provocando el fanatismo tanto entre sus seguidores como entre sus contrarios.
Y ya que hablamos de neofascistas, curiosamente el clan de gobernantes de esa facción que existe en el mundo y del que por desgracia México es parte, se niega a reconocer el resultado electoral y alegan tecnicismos que no existen para escatimar la victoria del demócrata, mas esa reacción es bastante previsible ya que es muy común cuando alguien se ve amenazado por un evento externo y el caso que ejemplifica a la perfección lo anterior es el de la revolución francesa, ya que cuando al principio el pueblo se amotina y limita al rey para después deponerlo, las demás monarquías absolutistas europeas organizan coaliciones para invadir Francia y terminar con esa revuelta antes de que se contagiara a sus propios países, como décadas después sucedería.
Por ello no es extraño que aquí en México, López evite reconocer el resultado electoral en el país vecino, ya que éste es toda una llamada de atención respecto a lo que a él y a su proyecto le puede suceder cuando el pueblo nuevamente sea convocado a las urnas y más cuando es demasiado notorio que no ha hecho nada por cumplir su principal promesa de campaña que es el combate a la corrupción, sino que por el contrario en su gobierno la corrupción se ha cultivado al nivel más descarado de toda la historia de México.
Y tan descarada es que los casos de enriquecimiento de funcionarios son extremadamente notorios y burdos como sucede con Bartlett, Irma Eréndira Sandoval y su marido o en muchos gobiernos locales emanados de sus filas y que el presidente en lugar siquiera de censurarlos los disculpa de una manera muy desvergonzada y la perla de la corrupción del gobierno actual la tiene nuestra muy citada “Frau Müller”, quien se vuelve investigadora del Conacyt sin cumplir con todos los requisitos para serlo cuando su esposo es presidente de la república; reza el dicho popular que “hay que ser puercos pero no trompudos” más estos de la autollamada cuarta transformación son ¡Trompudísimos!.
Y de lo anterior el pueblo que los eligió se va dando cuenta, porque es muy notorio que, en lugar de combatir la corrupción, la están fomentando más, pero para sí mismos y eso aunado a todos los errores y cuentos que se han dicho y hecho en lo que llevamos de la actual administración van pesando en el ánimo de la población.
Por ello es importante defender nuestra democracia y la mejor manera de hacerlo es saliendo a votar el año que entra y limitar el poder que la administración actual detenta y así demostrar que la democracia da y quita con la misma autoridad.
Twitter: @FelipeFBasilio