FELIPE DE JESÚS FERNÁNDEZ BASILIO.- Últimamente y con motivo de la contrarreforma energética que acaban de aprobar en las cámaras del Congreso de la Unión se han escuchado y leído de manera abundante las dos palabras con las que intitulo esta colaboración.
Palabras que se leen y escuchan muy rimbombantes y nos hacen imaginar aquellas gestas gloriosas que nos narraban en la primaria, en las que hombres sin mácula lucharon y lograron conseguir que el país representado por el Estado se impusiera a todos los villanos traidores y expulsara a los extranjeros de la actividad económica, principalmente de la relacionada con la producción de energías.
Y así nos dicen que en México el Estado es soberano y que esa soberanía se manifiesta a través de tener la rectoría, entendida como la propiedad de las industrias productoras de energía eléctrica y de petróleo.
Sin embargo y antes de hacer algún comentario es necesario saber que significan ambas palabras, ya que eso es absolutamente necesario para saber si el mensaje que se manda utilizando ambas palabras es verdadero o no.
Y así tenemos que la soberanía es una palabra muy estudiada en la teoría del Estado cuyo significado es que quien la detenta es la máxima autoridad y no tiene que rendir cuentas de sus actos ante nadie.
Siendo así que los primeros soberanos somos los individuos mayores de edad y en pleno goce de nuestros derechos, ya que no tenemos que rendir cuentas ante nadie sobre nuestros hábitos de vida, nuestros gustos, nuestra apariencia y en general sobre cualquier decisión que tomemos en relación a nuestro ser; sin embargo a nivel individual esa soberanía se ve limitada por la misma vida, ya que al vivir en sociedad nos tenemos que someter a normas sociales e incluso en la vida privada vamos obteniendo compromisos, tales como el formar una familia, contratar créditos y obligaciones, entre otras que la van limitando.
Pues exactamente lo mismo sucede con los entes que son creados por la sociedad como el Estado, ya que en principio sus leyes y disposiciones son soberanas, es decir son superiores a las de cualquier gobernado o dentro de su jurisdicción a las de cualquier otro Estado, mas resulta que por convivir y necesitar de otros Estados, de la misma manera que los individuos, contrae compromisos internacionales que limitan de la misma manera esa idea de que el Estado tiene la última palabra, ya que tiene que limitar ese actuar soberano a los compromisos contraídos.
Y México no es la excepción a esa regla, ya que la constitución dispone claramente que los compromisos internacionales contraídos por el Estado mexicano son junto con la propia constitución la ley suprema y que por lo tanto las demás leyes y reglamentos deben de ajustarse a ellos.
En conclusión, la soberanía hoy en día no es un término absoluto e incluso me aventuro a decir que nunca lo fue, ya que resulta imposible que alguien se pueda conducir sin tener que rendir cuentas de nada a nadie o sin tener que honrar un compromiso.
Por cuanto hace a la rectoría, tenemos que deviene del sustantivo rector que a su vez viene del latín rectus (derecha) y del sufijo tor (el que ejecuta la acción de conducir o guiar), es decir tener la rectoría significa tener la conducción o dirección de algo.
En base al significado de ambas palabras, tenemos que el mensaje de que ganamos soberanía al recuperar con la contrarreforma energética la rectoría de la producción de electricidad que el gobierno envía es otra más de sus mentiras; ya que por una parte, soberanía es lo que vamos a perder cuando esas leyes recién aprobadas se estrellen ante la justicia, ya sea nacional o internacional, mientras que la rectoría en producción de energías nunca la ha perdido el Estado mexicano, ya que constitucionalmente es el que expide las reglas de operación y todas las empresas ya sean públicas o privadas que participen en ese sector deben de acatar esas reglas.
Tan es así que existe un órgano autónomo, la Comisión Reguladora de Energía, que se encarga de dirigir tanto la explotación de hidrocarburos como la producción de energía eléctrica y por lo tanto tiene entre sus objetivos fijar las reglas de explotación de hidrocarburos y la generación de energía eléctrica, así como fomentar la competencia en el sector e incluso defender los derechos de los usuarios.
Este órgano autónomo se creó en 1993 y ha venido desempeñando la rectoría que tiene el Estado en la materia y antes de ello lo hacía a través de una secretaría de Estado, luego entonces la pregunta pertinente que debemos hacernos es ¿Cómo va el Estado a recuperar algo que siempre ha tenido?
Porque no hay que confundir, una cosa es tener la rectoría o conducción y otra cosa es tener la propiedad; así como una cosa es un ente regulador y otra es una empresa que participa en el sector y que además se somete al ente regulador y la confusión que en México se ha sembrado desde hace muchos años es que las paraestatales, hoy empresas productivas del Estado, Pemex y CFE son las que dirigen el sector, cuando no es así; ya que ambas empresas son simples actores que pueden y deben de competir con otras similares y que eso sí, todas deben de estar sometidas a la CRE como la han estado siempre y además con esa sumisión siempre se ha ejercido a cabalidad la soberanía del Estado en el sector.
En conclusión, ni el Estado mexicano va a ser más soberano con la contrarreforma aprobada ni tampoco va recuperar la rectoría en el sector puesto que nunca la ha perdido.
Como colofón mencionaré un par de mentiras que también ha dicho el gobierno:
1.- El pago de pensiones que ordenó que la corte resolviera que fuera hecho en UMAS va en contra de todo lo que han dicho de que se ha elevado el poder adquisitivo del trabajador, ya que la UMA equivale al salario mínimo de hace 5 años, debido a que fueron creadas en el 2017 para mantener el pago de obligaciones y sanciones de acuerdo al salario mínimo de aquella época y la pensión pese a que diga la Corte que es una obligación en realidad es un salario, ya que fue ganada debido a muchos años de trabajo y debe de pagarse como tal.
2.- Acaban de aprobar una ley que dice que el salario mínimo siempre deberá de estar por arriba de la inflación, esa es otra mentira ya que una ley de economía básica consiste en que si se aumenta el salario la inflación sube con él, puede que un día o dos esté por encima pero no va a pasar de ahí.
Twitter: @FelipeFBasilio