Por David Martín del CampO.- Imaginemos que ganan, cada uno, su contienda electoral. Así en el otoño de este aciago 2021 La Bella estará inaugurando gobierno en Baja California, y La Bestia (o llámenle “el Toro”) saltará al ruedo en el palacio de gobierno de Chilpancingo.
Nada tan opuesto, tan distinto, que la presencia de Lupita Jones y Félix Salgado Macedonio. Afrodita y Polifemo, el Nacimiento de Venus (en versión de Boticelli) y cualquier dibujo de José Luis Cuevas. Ya lo decíamos, la Bella y la Bestia lanzando discursos por demás heterogéneos. María Guadalupe Jones Garay fue declarada Miss Universo en 1991, tenía 24 años de edad, y rompió así el estigma estético del mexicano por antonomasia. ¿Es fea la efigie de Coatlicue, la Coyoxauqui? Dejamos la pregunta para los especialistas. Por su parte Félix Macedonio, ingeniero agrónomo nacido en Pungarabato, es atrabancado y militante «entrón» de las izquierdas mexicanas. No por nada se hace llamar “el Toro”, que es emblemático de la virilidad campirana, la bravura en el ruedo, los testículo al aire del astado simbólico del brandy Osborne. Feo pero bien c…
Contra Lupita Jones, candidata de la coalición “Sí por México” (PAN-PRI-PRD), corría en 1990 la hablilla de que los ímpetus transformadores emprendidos por el entonces recién electo Carlos Salinas de Gortari, habrían influido en los jurados que decidieron otorgarle el cetro en el Aladdin Theatre de Las Vegas. ¿Qué argumentar contra ella que es y era, ante todo, la hermosura misma? Una dama, una chica encantadora, la continuadora de las estampas legadas por Dolores del Río y María Félix.
Cinco son las acusaciones de violación que carga Macedonio sobre el lomo. Aunque todas ellas suspendidas legalmente, fueron en su momento levantadas por muchachas que vencieron el miedo para denunciar el abuso. Jovencitas que eran desalentadas por los agentes ministeriales, “…no tiene caso, ¿para qué atacar a ese señor tan poderoso?”, les decían, y ahora están ahí sus testimonios, ciertamente de hace 25 o más años, que el movimiento feminista de izquierda ha recogido para demandar la renuncia del susodicho Macedonio a la candidatura.
Enfrentando a candidatos como Jorge Hank Rhon (PES), Marina Ávila Olmedo (morena), y Alejandro Mungaray (MC), Lupita Jones no la tiene nada fácil. Su currícula afirma que es “presentadora, escritora y conferencista motivacional”, cualquier cosa que esto pueda significar. De ser electa, sin embargo, será la gobernadora más bella del país, hablando de estética, en un país donde ya hemos tenido gobernadores futbolistas (Cuauhtémoc Blanco) e inspirados poetas (Carlos Pellicer y Jaime Sabines), por decir lo menos.
El Toro Macedonio es el espejo mismo de Harvey Weinstein, el depredador sexual del medio cinematográfico norteamericano, quien ha sido sentenciado por ese delito y llevado a prisión hace un año. Claro, la corte de Nueva York no es lo mismo que el Instituto Electoral de Chilpancingo, donde el macho candidato ha quedado exonerado.
La circunstancia es paradójica. Ante la ausencia de candidatos más propositivos, eficientes, probados, se opta por “figuras” que no son garantía más que de su propia inexperiencia. ¿Cuál sería la política educativa, sanitaria, laboral de la hermosa Lupita? Lo desconocemos. En favor de ella queda la nobleza de su porte, su gracia y un cierto candor que aseguraría, quizá, honradez administrativa.
El caso del Toro es indefendible. Uno de los testimonios es el de Basilia Castañeda, quien denuncia que fue violada por Félix Salgado en 1998, aunque las autoridades judiciales hicieron tropezar su proceso. Pero insiste, y su denuncia se suma a las de otras cuatro mujeres que han señalado lo mismo. ¿Vencerá la testosterona populista? Ya lo veremos.
La Bella y la Bestia están condenadas a convivir. El cuento es de origen medieval y ha sido recreado por el cine de animación y las producciones teatrales. ¿Cómo alguien tan horrendo y bruto puede pretender a esa juvenil beldad toda inocencia? Cuestión que deberán resolver, a fin de cuentas, los electores en junio próximo.