Por David Martín del Campo.- José Martínez ya no está entre nosotros. En noviembre de 2010 lo entrevisté a propósito de su libro “Carlos Slim, retrato inédito”, que presentamos en la FIL-Guadalajara de ese año. Este es el texto que leímos esa tarde…
Cuenta José Martínez una llamada curiosa en la redacción de El Financiero. Suena su celular y preguntan por él… “¿es usted José Martínez? Le habla el ingeniero Carlos Slim”. José retira el pequeño teléfono, responde con ironía: “Cálmate, compadre, ¿eres o te haces?” Y en el otro extremo de la línea el silencio, luego esa voz paciente: “Soy el ingeniero Slim, he leído los artículos que ha estado publicando. ¿Podríamos tomar un café y conversar?”
Era cierto. Durante varias semanas José Martínez había estado publicando artículos referidos al más prominente empresario mexicano, y sí, le dijo, nos tomaremos ese café. La cita sería en la oficina que Slim Helú tiene en las Lomas de Chapultepec. Ahí conversaron durante cerca de cuatro horas, oportunidad en la que el ingeniero Slim reveló su sorpresa por lo atinado de los datos que el periodista citaba. Entonces José Martínez creyó oportuno anunciar:
–Ingeniero, estoy preparando una biografía sobre usted. De ahí mi insistencia en escribir sobre el tema…
El dueño de TelMéx dio una larga bocanada a su puro Cohiba y luego comentó: “Me parece bien. Siga con sus indagaciones, pero cuando se atore no dude en llamarme por teléfono (le dio una tarjeta). Yo se lo aclaro”.
Eso fue todo, en el primer encuentro, y cada cual a los suyo.
José Martínez se ha empeñado en estructurar una serie sobre el poder en México. En 1998 publicó “Las enseñanzas del profesor”, una muy severa biografía en torno a la figura de Carlos Hank González, de la que logró vender más de 50 mil ejemplares. Ahora, en las 270 páginas del volumen titulado “Carlos Slim / retrato inédito”, encontramos las claves del empresario que ha logrado capitalizar decenas de empresas que contribuyen al fisco con 50 mil millones de pesos al año. El Grupo Carso –como se narra en el libro-, arrancó en 1965 y actualmente reúne, entre otras, a las empresas Teléfonos de México, Cigatam, Nacobre, Sanborns, Euzkadi, Condumex, Minera Frisco, Sears & Roebuck e Inbursa. Controla el 40 por ciento del mercado de valores en México y mantienen en nómina a más de 150 mil empleados. Según la revista Forbes la fortuna de Slim se estima en 10 mil 800 millones de dólares.
El “Retrato inédito” presentado por Martínez confirma datos escuchados aisladamente. Que a los 19 años era profesor de álgebra en la Escuela de Ingeniería (de ahí su manejo magistral de los números) y cuando sus pares tripulaban un BMW del año, Carlos Slim conducía un Thunderbird del 89. Que era es un apasionado y erudito del béisbol. Que en sus años juveniles gustaba de ir a las cantinas aledañas a la Bolsa de Valores donde jugaba dominó con sus compañeros Ignacio Cobo, Roberto Hernández, y su primo Alfredo Harp. Que por eso, y por la nostalgia del negocio familiar “La Estrella de Oriente”, decidió impulsar el rescate del Centro Histórico de la ciudad de México.
El volumen de Martínez permite conocer algo de la vida privada de este discreto mexicano-libanés que a los 26 años había reunido ya 5 millones de pesos. No se trata de una biografía oficial. En ella encontramos las acusaciones hasta el cansancio del supuesto contubernio del ex presidente Carlos Salinas con Slim, la adquisición del emporio Telmex, y la famosa cena “de la charola”, donde el presidente Salinas solicitó a los magnates asistentes (entre los que se contaban Lorenzo Zambrano, Manuel Espinoza Iglesias y Emilio Azcárraga Milmo), que como “hombres triunfadores” que eran aportaran cada uno 25 millones de dólares “para fortalecer el patrimonio del PRI”.
Con un estilo directo y estructurado en 14 capítulos, el libro presenta una investigación periodística notable. Cuenta de qué modo una estirpe de libaneses decide “hacer la América” a partir del comercio de puerta en puerta. Y así, como los Slim, llegan con más o menos fortuna los Hadad, los Kuri, los Elías, los Manzur, los Abud, los Helú e incluso los Hayek, cuya primorosa nieta está hoy en cartelera representando la dulce locura de Frida Kahlo.
La biografía destaca el aspecto “bohemio” de Carlos Slim. Su vinculación con el mundo intelectual, su vocación altruista (“al morir no nos llevamos nada”, se cansa de repetir), y que por eso ha instrumentado una serie de 5 mil becas a universitarios destacados y la liberación de otros tantos indígenas presos que no tenían para pagar fianzas mínimas. Slim ha buscado la amistad de artistas y pensadores, y así estableció una relación inteligente con Octavio Paz, con Fernando Benítez, con Carlos Fuentes, y sobre todo con Felipe González, el ex presidente español.
Propuestas de biografías de Slim ha habido muchas; periodistas que llegaron con proyectos de grandes entrevistas sugiriendo la expedición anticipada de un cheque. Por eso el libro de José Martínez fue visto con simpatía. Porque nunca pidió nada… aunque sí, hubo una ayudadita:
Cuenta José Martínez que llegó a la oficina de Slim, quien lo recibió en mangas de camisa y en calcetines, porque Carlos Slim trabaja sin zapatos. Estaban ahí las dos estatuas de Rodin que atesora, y como Martínez se tardaba, Slim decidió darle una ayudada: “¿No trae una grabadora?”, preguntó, y como no, mandó que le trajeran una del Sanborns de la esquina. Así recomenzaron, y Martínez guardaba el caset cuando al despedirse escuchó que su entrevistado ordenaba: “Llévense de regreso esa grabadora al Sanborns”, porque el negocio… es el negocio.