Los recientes -pero reciclados- ataques mediáticos contra el coordinador de Comunicación Social del Congreso del Estado responden a una lógica de guerra sucia, extorsión y comparsa de medios de comunicación cuyo lucro inmoderado con los recursos públicos se ha visto afectado por el orden impuesto por la actual administración.
Detrás de ellos, una figura que aspira a siniestra, pero se queda en vulgar; que busca ser capo y se queda en pandillero de callejón: Francisco Vicente Rodríguez, alguna vez ligado, como asistente de poca monta, del exgobernador Miguel Ángel Yunes.
El «ataque» reproduce una muy explotada forma de manipulación informativa: afirma ser producto de una investigación -que no muestra-, recicla chismes viejos que en su momento fueron aclarados, omite información que confirme sus dichos, presenta todo el contenido con el formato de una nota periodística -sin serlo- y lo difunde en una empresa de medios que está inconforme con el monto de sus contratos de publicidad y utiliza la coacción para buscar incrementarlos.
Con el seudónimo de Juan Tirado establece comunicación con el objeto del chantaje y festina su acción, descubriendo su inmadurez, su inseguridad, su resentimiento, su hambre y su bajeza.
El medio de comunicación usado también se descubre en la desesperación, en el ardor de haber perdido la ubre y en la ilusión de recuperar un lucro inmediato e injustificado con los recursos públicos del Congreso.
La falta de verdad en el ataque mediático es lo que mantiene tranquilo a Aldo Valerio en su trabajo.
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