FELIPE DE JESÚS FERNÁNDEZ BASILIO.- En este mes de agosto se conmemoran 500 años de la caída de la Gran Tenochtitlan o más bien del último reducto de resistencia mexica en la entonces conurbada ciudad de Tlatelolco y la subsiguiente captura del último Huey Tlatoani soberano (después hubo algunos más que estuvieron sujetos al gobierno novohispano) Cuauhtémoc en manos de los españoles.
Este acontecimiento ha sido denominado por la historia oficial como la “Conquista de México”, término que es tachado de errado debido a que en esa fecha no fue conquistado geográficamente el país que conocemos con ese nombre, ya que para que ello sucediera pasarían décadas e incluso hasta siglos; sin embargo, si entendemos en su otra acepción este término, nos daremos cuenta que no es tan errado debido a que la que sí cayó conquistada en esa fecha fue la ciudad que lleva ese mismo nombre.
No ocurriendo lo mismo con la denominación que el gobierno federal en turno le ha querido dar al decir que se conmemoran “500 años de resistencia indígena” debido a que es demasiado ambigua y por qué no decirlo hasta cargada de cierta ponzoña, ya que al razonar esa frase inevitablemente se nos vienen a la mente algunas preguntas.
Siendo la primera de ellas ¿Por qué 500 años y no mucho más que ese tiempo? Porque hasta donde hoy se sabe el continente americano y en particular el territorio mexicano ha estado habitado desde hace mucho más tiempo en el cual las poblaciones que llegaron primero fueron desplazadas o avasalladas y hasta asimiladas por otras que llegaron después.
Teniendo como ejemplo de desplazamiento y exterminio a los pueblos caribeños que vivían en Cozumel, quienes fueron exterminados por los mayas que llegaron a esa isla tiempo después; también encontramos casos de avasallamiento en prácticamente todas las naciones que llegaron a lo que se conoce como Mesoamérica en el llamado periodo clásico y en la etapa final el mejor ejemplo que encontramos es el de los mismos mexicas, quienes conquistaban y asimilaron a los pueblos que iban cayendo en su esfera.
El centro de Veracruz es una prueba irrefutable del sometimiento y asimilación que llevaban a cabo los aztecas en relación a los pueblos que iban conquistando y es que en esa región habitaban y todavía lo hacen los totonacas, una nación que no pertenece de la familia uto azteca y que a juzgar por los vestigios arqueológicos y por su lengua que aún es hablada, se trataba de una nación vigorosa en el momento que fue sojuzgada y de la cual no queda un solo toponímico en su lengua en toda la zona que habitaron y es que la toponimia, es decir el nombre de los poblados, ríos, cerros y demás cosas susceptibles de ser nombradas en una región, da una idea muy clara de las relaciones de poder-sumisión que se han presentado en esa región a lo largo de la historia y resulta que todos los poblados totonacas tienen nombres en náhuatl o mexicano: Papantla, Cempoala, Xalapa, Coscomatepec, etc.
Seguramente todos esos asentamientos tuvieron un nombre en totonaco el cual fue borrado por los conquistadores mexicas, sucediendo algo similar en zonas zapotecas y mixtecas al sur del país, lo cual dejó a las lenguas de esas naciones siendo habladas sólo en privado y por ello han perdurado, más fueron desplazadas del ámbito oficial en el cual prevaleció la de los vencedores.
Por ello y por las pesadas cargas tributarias que tenían que cubrir periódicamente fue que aprovecharon la primera coyuntura que tuvieron para sublevarse y derrotar a quienes en ese momento los oprimían, y eso también es resistencia indígena.
Otra pregunta que también surge de los llamados 500 años de resistencia indígena consiste en cuestionar en relación a qué es esa resistencia, ¿al modelo occidental?, el cual también es igual de avasallante y supremacista que el de los mexicas y que buscó imponerse, logrando prevalecer en muchos aspectos como lengua, religión y hasta cosmovisión, debido a que la gran mayoría de los habitantes prehispánicos aceptaron de buena gana todo ello y hubo muchos que hasta combatieron con ferocidad los usos y costumbres como Benito Juárez lo hizo al aplicar a rajatabla la desamortización de bienes que acabó con la propiedad comunal de las tierras que era usual antes de la llegada de los españoles y así mismo, tantos otros que hablaron y escribieron en correcto español y hasta prohibieron a sus hijos aprender sus lenguas.
¿O acaso esa resistencia es hacia la explotación a la que fueron sometidos en el virreinato y más aún en el México independiente?, en ambos casos hay muchos ejemplos de resistencia armada como lo fue la guerra del mixtón en occidente en la época novohispana o la guerra de castas en el oriente (es importante precisar que el verdadero oriente del país lo es la península de Yucatán) o la guerra del yaqui en el noroeste ya en tiempos independientes y republicanos; siendo todas ellas reprimidas a sangre y fuego y en los dos últimos casos muchos de los rebeldes fueron deportados como esclavos al otro extremo del país.
Sin embargo, esas rebeliones no fueron concretamente contra la colonización europea, sino que fueron causadas por casos de explotación abusos concretos y generados en México y por mexicanos, tal y como ahora sucede con las comunidades mayas a las que les quieren imponer el paso de un tren que no quieren en sus territorios y que resisten vigorosamente por la vía legal.
Entonces, si por resistencia entendemos los abusos y el atraso al que están sujetos muchos pueblos indígenas; esa resistencia no es de 500 años, sino que lo es desde la primera invasión que hubo hace miles de años y continúa hasta la fecha e incluso frente al gobierno que ahora pretende reivindicar, valga la redundancia, esa resistencia.
Twitter: @FelipeFBasilio