FELIPE DE JESÚS FERNÁNDEZ BASILIO.- Hemos iniciado una década que está llena de simbolismos históricos para nuestro país puesto que en la misma se conmemoran centenarios de la conquista, de la independencia y un poco arbitrariamente también del final de la revolución.
Es por ello que estos tiempos nos invitan no solo a conocer sino también a reflexionar sobre esos acontecimientos, los cuales de muchas maneras han dado forma a lo que hoy es nuestro país.
Sin embargo, esa reflexión necesariamente debe de partir de la sociedad y hacia la sociedad, toda vez que es más que manifiesto que el Estado mexicano tradicionalmente ha sido indiferente en relación a la cultura y que la administración actual tiene un franco desprecio por todas las efemérides que el próximo año se van a celebrar.
Y si el gobierno lo llega a hacer, lo hará en tono rijoso o burlón tal y como sucedió el año pasado con el episodio de las disculpas solicitadas al monarca español por la conquista mas no con la seriedad con que todos estos eventos merecen ser tratados.
Así mismo también es importante decir que hoy por hoy las máximas instituciones culturales del país están copadas por personas que tienen una marcada ideología de izquierda extrema, la cual engloba pensamientos marxistas, socialistas, comunistas, entre otros muchos que están cargados de un gran fanatismo hacia sus creencias y que utilizan la enseñanza de la historia como una forma de evangelización y por lo tanto pierden toda objetividad a la hora de difundir la verdad histórica.
Teniendo como resultado el desconocimiento o el desprecio a muchas situaciones del pasado que son muy importantes incluso para comprender muchos de los fenómenos actuales.
Claro, este fanatismo no es exclusivo de la extrema izquierda de la actualidad, también lo tienen los nacionalistas, los corporativistas y los grupos religiosos sea cual sea su creencia.
Voy a utilizar un ejemplo que considero que resulta muy contundente para demostrar cómo los fanatismos terminan por distorsionar la historia y crear falsas creencias respecto a culturas enteras que han existido y lo siguen haciendo, mas se ignora por completo el papel que jugaron en la historia y que son la fuente de muchas de las costumbres que hoy en día todavía existen.
Siendo este el caso del Imperio Romano de Oriente, del cual se desconoce prácticamente todo y hasta ha sido mal llamado como Imperio Bizantino y casi siempre ha sido señalado como un país decadente que a lo más fue un actor de reparto en las cruzadas, pero sin nada que valiera la pena más que intentar saquear su capital.
A tanto llegó ese desprecio en occidente que tanto su cultura como su lengua fueron ignoradas hasta el grado de que se estudiaron de una manera tan artificial como si se tratara de arqueología cuando en realidad era una cultura viva y boyante.
Esto es así, porque la tendencia occidental de siglos fue borrar de la historia al imperio romano de la edad media y a decir que su lengua y su cultura se fusionaron y fueron absorbidas por otras que llegaron como la árabe y la turca, perdiéndose así para siempre todo el valor que en la antigüedad llegaron a tener.
Y esta tendencia se debió al cisma que separó a las iglesias cristianas occidental y oriental y como el patriarca de occidente (Roma) había excomulgado a los orientales y el emperador se mantuvo fiel a la iglesia cristiana que estaba en su sede (Constantinopla); occidente simplemente borró todo registro e intercambio cultural con oriente, dando origen así a una serie de desviaciones culturales que hasta hoy en día perduran y que provocan la ignorancia occidental respecto a casi toda la cultura de Europa oriental y del medio oriente.
Un ejemplo de lo anterior es el griego que se enseña en los seminarios católicos, el cual no concuerda con el griego hablado y esta falta de concordancia no se debe a la evolución natural de la lengua, sino que se debe a que como se desconocía esa evolución se quiso interpretar a partir de una pronunciación hecha en Alemania que lógicamente utiliza fonemas germanos y es así como se enseña griego en occidente.
De igual manera otro tipo de manifestaciones culturales del imperio oriental como lo es la gastronomía, hoy en día se cree que es árabe o siria cuando la realidad es que tanto las pitas como los yogures, jocoques garbanzos y berenjenas eran comida de uso corriente en el llamado imperio bizantino y por ello es que no solo se consumen en oriente medio sino hasta en muchas otras partes del oriente europeo.
Y todo este desconocimiento se debe a que precisamente por un fanatismo religioso que imperó en Europa occidental durante siglos, provocó que no solo se ignorara lo que hacían los vecinos excomulgados, sino que además creó una leyenda negra para convertir en el imaginario popular a una nación altamente civilizada en una sumida en la decadencia y la barbarie.
Es por ello que la historia debe de abordarse de una manera objetiva, basada en pruebas y deducciones lógicas y no como un medio de evangelizar o fanatizar, ya que lo importante es conocer los hechos y manifestaciones como fueron para así tener una mejor idea del mundo actual.
Y en el caso de nuestro país en una década tan simbólica como la que iniciamos, procuraremos comentar diversos hechos históricos que lejos de fanatismos nos lleven a comprender mejor nuestro presente.
Twitter: @FelipeFBasilio