Cada fin de año es una oportunidad de reflexión que podemos hacer a diferentes niveles, sobre todo para llevar a cabo un balance de nuestras acciones y de lo que ha sucedido en nuestro entorno. Como funcionarios públicos tenemos además la obligación de hacer un balance del trabajo realizado por nuestras autoridades, así como del nuestro, tratando siempre de proyectar a futuro el mejorar a partir del trabajo realizado, lo cual siempre será posible.

En lo que respecta a Veracruz, estamos iniciando una nueva etapa de la mano de nuestra gobernadora Rocío Nahle García, quien con acciones concretas y contundentes ha mandado mensajes bastante alentadores para los Veracruzanos y esto se ha reflejado ya en diferentes indicadores que se traducen en un buen grado de certidumbre económica, política y social en general.

En lo personal me llama mucho la atención de manera positiva el slogan que Rocío Nahle ha manejado para el inicio de su administración: “Pongamos a Veracruz de Moda”, ya que de entrada deja en claro una reivindicación de todo lo que ha significado el estado de Veracruz para México y esto resulta bastante alentador. Poner a “Veracruz de moda” es sin lugar a dudas volver a proyectar la identidad de nuestro estado en congruencia con una imagen de prosperidad, seguridad, amplia variedad turística y cultural, entre otros tantos rubros.

En lo que se refiere a Veracruz y en concreto a la zona de los Tuxtlas, esta siempre ha representado un fuerte “activo cultural y turístico” derivado de sus tradiciones, belleza natural, gastronomía y a la bondad e ingenio de su gente.

Por todo esto es que me entusiasma la propuesta de Nuestra Gobernadora de poner nuevamente de moda a nuestro Estado y me viene a la mente en esta época precisamente, que una de las principales tradiciones que ha proyectado a Veracruz internacionalmente es la del “Viejo”, la cual surgió a principios del siglo XX en el Puerto, curiosamente como una protesta de un grupo de trabajadores inconformes, los cuales lograron que sus patrones les dieran regalos a cambio del aguinaldo y esto se fue transformando al paso del tiempo, hasta derivar en una curiosa danza, también acompañada de un canto al que se le agregaron personajes chuscos y que a lo largo de los años ha sido parte de una de las tradiciones más arraigadas y más difundidas para darnos a conocer y que en la actualidad significa el fin de un “año viejo”, para dar paso a uno nuevo con los deseos de mayor prosperidad y éxito para todos, por lo cual se quema una figura representativa del año que se va, en señal de mirar hacia el futuro dejando atrás todo lo bueno y malo que haya sucedido.

Teniendo todo esto en cuenta, hace unos días me di a la tarea de platicar con el cronista de la ciudad de San Andrés, Sixto Carvajal, para conocer más sobre esta bonita tradición y cómo es que llegó a la zona de los Tuxtlas y se arraigó entre la población como un fuerte elemento de identidad cultural y al respecto me confirmó que fue Don Ciriaco Medel quien llevó esta tradición a los Tuxtlas, ya que él trabajaba en el puerto y fue partícipe del movimiento que dio inicio al “Viejo” y que posteriormente se fue a radicar a San Andrés, porque de ahí era Doña Luisa, su esposa.

Dejar respuesta