POR: Francisco L. Carranco.- El Huachicol surge, más o menos, allá por el año 2000 como una actividad delincuencial lucrativa y como tal, dejó de ser esporádica para ir convirtiéndose, poco a poco, en un “modus vivendi” de los pobladores que viven cerca de los ductos, pero, por su rentabilidad fue llamando la atención de otros delincuentes que le apostaron al robo de gasolina como una actividad del crimen organizado
Y a pesar de que el robo de gasolina tiene sus registros bien ubicado durante la presidencia de Vicente Fox, algunos estudiosos del tema dan por supuesto que el hurto de este hidrocarburo inicio con los “piperos” (conductores de auto-tanques), que luego de descargar en los depósitos o gasolineras el producto, se apropiaban del remanente que quedaba asentado en las tanques de transporte.
Otros pasaban a lugares específicos o, sus propios hogares, donde instrumentaron la “ordeña” de los auto-tanques para sustraer tambos de 200 lts. Que, en un principio, eran tres o cuatro (tambos) que no se notaban porque eran considerados merma por evaporación o asentamiento en el fondo de las pipas y pasaban inadvertidos ante una descarga de 20 mil o 40 mil litros, realmente no era nada.
El transporte de la gasolina y otros combustibles por vía terrestre siempre tendrá la suspicacia que, por lo menos, una “cacherita” será negocio de los choferes y catalogado como robo hormiga, pero, 200 litros diarios o por viaje empiezan a dar sumas interesantes al mes.
Esta actividad potestad única de los transportistas de PEMEX, quizás, se remonte a fechas inimaginables allá por los años 40´tas, ya que los robos eran considerados irrelevantes porque el volumen de lo sustraído no era de llamar la atención hasta que los observadores del dinero fácil detectaron esa actividad como un gran negocio con alta rentabilidad.
El robo de gasolina a niveles discretos se quedó como una prestación para los choferes, pero quien o quienes visualizaron la gasolina como un gran negocio; ya no eran los choferes, ahora, los delincuentes de cuello blanco (Empleados de mandos superiores de Pemex y sindicato) estaban planeando el socavón permanente y dirigiendo la ordeña a los ductos por donde pasan el mayor volumen de gasolina a los diferentes estados de la república.
El Triángulo Rojo: Sn Martin Texmelucan, Acatzingo, Amozoc, Tepeaca, Palmar de Bravo, Quecholoac, se convierte en el foco principal del saqueo de combustibles, las actividades delictivas operadas quien sabe por cuantos grupos criminales, crean la gran Industria del Huachicol con magnitudes inimaginables de ganancias que apenas se están conociendo; por lo menos, en estos 20 años de robo convertidos en la gran empresa delictiva alrededor de PEMEX la principal industria mexicana de calidad mundial, pero, también el gran nido de corrupción.
Los pobladores que habitan en el Triángulo Rojo, son la punta del “Iceberg” son los que tienen entretenidas a las autoridades policiacas, los que son perseguidos y se enfrentan a las autoridades en “vendettas” que cuando son detenidos se vuelven trofeos para el Gobierno, sin embargo, esos los que se arriesgan y venden el menudeo y las “sobras” de lo que queda del robo de gasolina, pareciera ser una escenografía para tirar una cortina de humo alrededor de la verdadera industria del Huachicol, el boquete es más grande, mucho más grande de lo que nos podemos imaginar.
La estrategia de López Obrador, como táctica contra el robo de la gasolina, efectivamente, no está en la detención de los pobladores del Triángulo Rojo o por donde pasan los ductos, el problema es más profundo, está a otros niveles, la planeación y operación del robo de combustibles están dentro de las oficinas de PEMEX, sus funcionarios y sindicatos, pero, en complicidad con la industria, empresas de transporte público y el propio transporte especializado en trasladar el hidrocarburo a sus lugares de destino.
Esto deriva que muchos gasolineros compren el combustible robado para revenderlo a los automovilistas. La inteligencia de las autoridades gubernamentales ha detectado que empresarios transportistas consumen gasolina robada y durante mucho tiempo han repercutido el costo como si utilizaran combustible facturado por PEMEX.
Fotos y videos de largas filas hechas por camiones y tráileres para abastecerse, evidencia el gran negocio del Huachicol, muy alejados de los pueblos del triángulo rojo, por ejemplo.
La permisibilidad que los ex presidentes de México otorgaron a los funcionarios corruptos de PEMEX, incluidos, los mafiosos del Sindicato de Carlos Romero Deschamps hace pensar que este negocio huachicolero es más importante que las divisas que se ganan en el narcotráfico, ubicando a este último como una actividad distractora para que las autoridades no profundicen en las investigaciones hacia el interior de PEMEX.
La estrategia utilizada por el Gobierno Mexicano para acabar con el robo de gasolina, es quitar la tentación, es decir, cierro los ductos para que no haya más gasolina en los tubos de conducción del líquido, por lo tanto, ya no habrá robo, la decisión pareciera que fue pensada como la medida más correcta, pero, las consecuencias y daño colateral no se midió y el centro del país, principalmente, los estados que convergen metropolitanamente a la Ciudad de México, empiezan a entrar en crisis de movilidad por el desabasto, cargas detenidas, cosechas que no se pueden transportar y otras tantos problemas que empiezan a surgir por la ausencia de gasolina en por lo menos 10 estado.
Amparo solicitado por. Carlos Romero Deschamps, la intervención del ejército y marina en la operación y oficinas de PEMEX, evidencia que uno de los secretos a voces que todos conocernos se ha descubierto y el núcleo de esta actividad está en las entrañas de la paraestatal.
La estrategia del Gobierno ha identificado el delito lo tiene casi resuelto, sin embargo, los delincuentes están libres amparándose y quizás emprendiendo fugas a otros países o simplemente haciéndose invisibles ante el manto de la justicia esperando el perdón al ladrón, digo, en lo que se calman los ánimos…