Cortesia

POR: Francisco L. Carranco.- Tristemente la crisis del Huachicol está llegando a consecuencias inimaginables por el arraigo que tienen algunos pobladores del centro del país, para dedicarse a la sustracción y robo de combustibles de Pemex; consecuencias ahora trágicas y dramáticas, como lo evidencia el último “accidente” provocado por la explosión de la tubería que ocasionó hasta el momento 76 muertos y quizás cientos de heridos graves.

Las cifras de decesos y heridos del pueblo de Tlahuelilpan aún no se sabe con exactitud, quizás, haya cadáveres desintegrados que pasarán a la lista de desaparecidos y el número de víctimas aumente poniendo a temblar, nuevamente, a las autoridades por el descontrol que se vive al tratar de poner orden las cosas para combatir el robo gasolina.

Definitivamente la información que deja este accidente provocado por los mismos pobladores, deja entrever que éstos huachicoleros le entraron a perforar los ductos como el “borras” es decir,  a lo tonto, ya que no previeron que los tubos estaban llenos y la presión de salida del combustible hacia peligroso el ambiente porque el vapor que emana en el manejo del combustible es altamente explosivo e inflamable.

El que fuera día de fiesta por haber vulnerado los tubos de gasolina, congregó a cientos de pobladores que festejaban el logro de la perforación, en minutos hombres mujeres, niños con bidones, cubetas, tambos, botellas y cualquier otro utensilio para llenar de combustible encaminó a los pobladores al lugar que, a distancia se observaba el chorro, como una fuente emblemática del triunfo del huachicol, mientras el olor a gasolina inundaba ya el ambiente alrededor de la tubería perforada.

26 soldados destacamentados para vigilar los ductos, al descubrir el sabotaje a los tubos intentaron disuadir a los pobladores para desistieran de acercarse a la tubería a robar la gasolina, el esfuerzo fue insuficiente porque “alguien o alguienes” azuzaron a los pobladores de Tlahuelilpan para llegar al ducto, bajo el engaño de que estaban regalando la gasolina.

26 soldados resultaron insuficientes para detener el flujo de pobladores al ducto e inhibir el robo, ellos optaron por permanecer a la expectativa y dejar que la muchedumbre avanzara al punto de extracción.

No pasaron más de dos horas cuando sobrevino la tragedia, la algarabía se volvió siniestro y con ello los envalentonados huachicoleros se convertían en víctimas de su osadía, hombres mujeres y niños resultaron con quemaduras que provocaron la muerte de 76 personas, otros tantos heridos de gravedad, muchos desaparecidos y otros más con lesiones.

Los soldados que antes habían sido intimidados por la turba, solicitaron ayuda a los equipos de emergencia, protección civil, Cruz Roja, Bomberos y todas las instituciones de seguridad y salud pública para tratar de apoyar a las víctimas de la tragedia.

Las redes del huachicol nos enseñan que el delito puede ser peor que el narcotráfico, la actividad delincuencial vinculada a este ilícito cada día demuestra que el pulpo tiene más ramificaciones de las que las autoridades creen controlar.

El ducto Tuxpan – Tula, es un tramo en el cual la promoción del delito de robo de combustible no se había señalado, ya que el problema más fuerte es el tramo Minatitlán – Ciudad de México, lo que quiere decir que si ya “más o menos” se controló el robo de gasolina, al cerrar los ductos y poner más vigilancia, ahora, los huachicoleros atacan otros canales de distribución con el de Tuxpan-Tula.

Y así sucesivamente, al recuperar el control sobre estos ductos, aparecerán otros, y otros, y otros. Obviamente las autoridades tratan de generar estrategias pacificas para detener y controlar a los delincuentes, pero ya se demostró que la presencia militar y de las fuerzas de Seguridad Pública no es suficiente, habrá de instrumentarse  estrategias más severas contra el huachicol, antes de que este problema reviente y se convierta en un problema económico y social.

Las respuestas son muy difíciles para el Presidente Andrés Manuel López Obrador, quién tendrá que seguir con medidas extremas, por ejemplo, seguir cerrando toda la red de ductos que muevan la gasolina en el país para detener el robo de hidrocarburo, o declarar la guerra contra los delincuentes huachicoleros autorizando a las fuerzas militares, marina y seguridad pública de usar la fuerza letal contra “chupaductos” en flagrancia o, de plano, bajar el precio de la gasolina a nivel del costo del mercado negro de la gasolina al que se vende el huachicol, para inhibir por completo el robo de combustible.

Nadie sabe que va a pasar, pero, si estamos viviendo un tiempo de incertidumbre donde los grandes males sin grandes remedios están avasallando a la ciudadanía que con preocupación vemos que los problemas del país no se resuelven y nos están agobiando, los discursos de las autoridades no tranquilizan al ciudadano, al otro pueblo que paga impuestos, vota, produce, paga servicios y que necesita de la estabilidad política, económica y social para sobrevivir en paz.

Las tragedias dejan enseñanzas, la de Tlahuelilpan Hidalgo, es la gran muestra que el problema del Huachicol puede desestabilizar completamente al Gobierno Federal comprometiendo el estado de derecho y las garantías individuales del resto de los ciudadanos del país.

¿Qué dice el gobierno? no los escuchamos…

Suburbio 1

Que el ayuntamiento de Xalapa, no arregla los baches  porque están muy ocupados cobrando el predial.

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