Francisco L. Carranco.- Por fin y. haya sido como haya sido, los mexicanos pronto tendremos en operación la Guardia Nacional, un proyecto de pacificación envuelto en una gran expectación donde se dividen las opiniones a favor y en contra en una polémica sobre un tema que urge resolver: La inseguridad en el país.
La discusión y arrebatos sobre en quién recaerá el poder supremo, fue el tema principal que sugirió debates en contra porque hay quienes creen que esta nueva forma de protección a la sociedad mexicana representa la militarización del país.
Definitivamente y como siempre se logró un acuerdo político para que, administrativamente, el mando recaiga en un civil y el mando estratégico, logistico y operativo en un militar.
Guardadas las proporciones, actualmente, el ejército y la marina armada de México, tienen sus mandos militares representados por el Secretario de la Defensa Nacional y la Secretaria de Marina, pero, el jefe de las instituciones castrenses recae en un civil, que es el Presidente de la Republica, que es el Comandante supremo de las fuerzas militares y nada se hace sin la autorización de él como jefe.
En el Senado y las Cámara de Diputados se ha discutido bastante por tratar de que la militarización en México no se lleve a cabo, se ha juzgado la presencia de los militares en las calles de las ciudades de nuestro país, sin embargo, al Ejército y la Marina, no se le ha dejado actuar con contundencia porque dependen, necesariamente, de las instrucciones del Presidente para entrar en acción.
La intervención militar se llevó a cabo en el sexenio de Felipe calderón que en algún momento mando a la milicia a las ciudades y estados de la república donde se la violencia provocada por el crimen organizado estaba rebasando a las policías estatales y provocando muchos muerto e inestabilidad política al borde de una crisis social y política para el país.
Las cosas no cambiaron, el Gobierno Mexicano no entró en guerra, sino que se mandó a la calle a cuidar a los ciudadanos tratando de protegerlos de los carteles que se disputaban zonas y regiones para el control del trasiego de las drogas y estupefacientes, afectando a la sociedad civil, sin lograrlo.
Con Peña Nieto, las situaciones de guerra entre criminales se recrudeció y el control para pacificar al país no se logró, sino que se puso peor y la gravedad y número de muertos aumentó exponencialmente.
La seguridad de los ciudadanos se deterioró como nunca en los otros sexenios, pero, también aumentó la corrupción en el aparato civil de las instituciones del Gobierno Mexicano, lo que deterioró que las principales corporaciones de seguridad se apartaran de sus objetivos e, incluso, participarán en complicidad con los cárteles y otros delincuentes en el desarrollo de otros delitos graves.
El Ejército, la Marina, la Policía Federal y otras corporaciones de seguridad federal que hacen presencia en los estados conflictivos, actúan con mucha prudencia conteniendo a la delincuencia sólo en apariencia porque a la fecha no están persiguiendo a los delincuentes ni persiguiendo los delitos que han agraviado a las ciudadanos con el aumento de los delitos de alto impacto.
La nueva Guardia Nacional, integradas por policías militares, navales y otros especialistas en inteligencia, en combate, bien armados y capacitados para enfrentar al “enemigo” en cualquier circunstancia, bien nos pueden proveer, a los mexicanos, de estrategias reales de persecución de los criminales con conocimiento, tecnología y fuerza letal, es decir ahora sí se va a enfrentar al crimen en las mismas proporciones.
Emanados, principalmente, de las dos corporaciones de seguridad nacional más importantes el Ejército y la Marina, catalogados como instituciones de respeto y que la ciudadanía quiere, admira, respeta y espera lo mejor de ellos, para que la paz y armonía regrese a nuestras ciudades, que, como los han visto trabajar y asistir a los mexicanos en las grandes tragedias sismos, terremotos y otros fenómenos meteorológicos, contingencias que afectan al país, ahora así, con la Guardia Nacional, esperamos los resultados y el compromiso con la sociedad para preservar el derecho a seguridad consignada en la Constitución.
La especulación sobre la creación de la Guardia Civil llegó a su fin, los senadores unánimemente, aprobaron su constitución, su reglamentación y la operación habrá un mando civil y un mando militar, de ellos emanará la estructura y funcionamiento para atender el conflicto contra el crimen, lo que dará paso a que las instituciones policiales estatales regresen a su profesionalización y estándares mínimos para garantizar la seguridad de los ciudadanos en el fuero común.
Esperamos que la pacificación del país no duré los 5 años que propone el Gobierno de México, porque demostraría la incompetencia del mando civil, los gobiernos estatales y las autoridades civiles de atacar de forma y fondo la inseguridad que cubre a nuestro México querido.
Suburbio 1
Las gasolinas nuevamente al alza, sin avisar y sin ningún recato a pagar más