Carlos Alberto Duayhe.- La sociedad mexicana contemporánea es tan diversa y heterogénea que difícilmente puede escapar, aunque no se quiera, al mundo globalizado.
Conserva rasgos culturales distintivos originados por la propia historia como son política, religión, costumbres, fiestas, gastronomía, música, lenguas, etnias, sujetas incluso a cambios sustanciales en todos ellos.
Si uno acude a cualquier lugar alejado de las grandes urbes a lo largo del territorio, puede percatarse de ello.
En la sierra de Soteapan, en Veracruz, zona montañosa incluido el volcán de San Andrés, desde donde se divisa Coatzacoalcos y su gran puerto, conviven arraigadas formas de vida de los pobladores adultos ante el inevitable cambio en los jóvenes y niños.
Al concluir una reunión con integrantes de la comunidad indígena, mujeres cubiertas con rebozos y hombres con chamarras por el frío intenso, que oyeron propuestas de campaña de un político, la directora de la Telesecundaria invitó a su casa a desayunar a los visitantes.
Paso seguido ofreció recorrer las instalaciones del plantel; allí mostró las condiciones y las necesidades de reparación como suele suceder en muchos planteles del país, que fueron anotadas y por cierto, reparadas al poco tiempo.
Antes de la retirada la maestra indicó que los alumnos estaban por graduarse y esperaban formados frente al asta bandera. Hubo honores al lábaro patrio, himno y declamación de una jovencita.
Al término de esta ceremonia le expusieron al visitante que les apadrinará la graduación de la secundaria. Qué quieren, les preguntó. La respuesta fue inmediata: lanzaron vítores, risas por una taquiza con disco incluida.
Al abandonar el lugar por la avenida principal de ese poblado –de mayoría agricultores, ganadería madera y quehaceres propios de las casas- junto a la farmacia, la tienda de abarrotes, la oficina de telégrafos, un internet.
Así los cambios de los que el país no se puede sustraer debido también a los medios colectivos de comunicación –televisión abierta, radio, redes ahora- de donde emanan mensajes de múltiple orden y modas musicales, inevitables y ahora por la pandemia hasta clases virtuales a como dé lugar.
Viene esto a colación por las críticas del gobierno central a las clases medias mexicanas, individualistas, egoístas y aspiracionistas se dice por ahí.
En efecto, puede ser así, tampoco de otro modo, como no se puede comparar la calidad de vida del norte del país con la del centro, sur y sureste, aun cuando en todas conviven clases medias altas, medias medias y medias bajas y los otros millones de connacionales que viven al día.
Fenómenos muy complejos de convivencias que quiérase o no están sujetas a cambios, a veces muy rápidos y otros exactamente iguales de marginación.
Lo volvemos a decir, desarrollo y crecimiento demanda eso sí unidad de propósitos, intereses, cumplimiento de las leyes. De paso acrecentar cultura, educación y ciencia.
Atraques:
- Destacarse que este gobierno persiste en concluir en un par de años quizá, el corredor transístmico Salina Cruz-Coatzacoalcos, pues de Medias Aguas –municipio de Sayula de Alemán, Veracruz a Salina Cruz, Oaxaca, hay 220 kilómetros de vías férreas propiedad pública; ahora, de ese punto a Coatzacoalcos, hay que hacerlas, pues las que están en operación son de empresas privadas y son como 150 kilómetros. Incluye autopista de dos carriles y de pilón responder a las demandas de pueblos y comunidades de esa importante región.
- Los viajeros del sureste hacia la Ciudad de México solicitan especial atención al tramo de Orizaba a Puebla, pues además de los riesgos propios de la geografía y la atmósfera hay bandas bien organizadas que traen asolados a los transportistas e incluso a vehículos particulares.