Carlos Alberto Duayhe.- Cualquier despedida implica dar las últimas miradas a lo que se rodea y más cuando se trata de la actividad gubernamental de donde se dice que si eres de los llamados de confianza, es imposible mantenerse de forma permanente, pues algo contundente ocurre: por la puerta que entras por la misma que te vas, con los resultados positivos y negativos que inevitablemente acompañan.
Del presidente Andrés Manuel López Obrador es evidente que alcanzó muchas de sus metas propuestas en su modelo de cuarta trasformación, la cual culmina con resultados muy positivos para su movimiento Morena en las elecciones y con la sucesión en puerta de su correligionaria Claudia Sheimbaun Pardo.
Le ha funcionado su experiencia política de poner orden en muchas situaciones que ampara la ley, como por ejemplo una máxima eficiencia en la recaudación fiscal, reorganización en salud, educación, seguridad, con algunos resultados; estricto manejo de los fondos públicos para evitar brincos inflacionarios.
Evitó -como todos sus antecesores recientes en el cargo- una reforma fiscal a fondo y cuidó de no entrar a temas polémicos como son el aborto, eutanasia, legalización de drogas, heterosexualidad, transparencia absoluta.
La misma inercia de respaldo popular lo ha llevado a confrontar permanentemente.
Ocurre con algunos empresarios defraudadores o ventajosos al extremo; con medios de comunicación, redes sociales, páginas web, algunos de sus afectos y muchos de sus cuentas atrasadas a los que considera beneficiarios del neoliberalismo y con periodistas y articulistas que no pasa con nada.
Ahora está en fase de hacer recorridos por entidades del país –acompañado por su sucesora electa Claudia Sheimbaun Pardo – en donde hay entrega de obras, como ha sucedido con el corredor Transístmico, el Tren Maya, el aeropuerto Felipe Ángeles y otras obras de infraestructura.
Eso sí la caló y muy hondo lo sucedido en Seguridad Alimentaria Mexicana (Segalmex), paraestatal destinada a llevar productos nutritivos a productores del campo, desfavorecidos, en donde se registró un desfalco estimado en nueve mil 500 millones de pesos, cuyo exdirector Ignacio Ovalle Fernández, aún cuenta con 22 cargos en la investigación de la Fiscalía General de la República.
Ovalle Fernández fue retirado de Segalmex –amigo del presidente López Obrador desde tiempos de Echeverría, pues le dio su primer trabajo- y designado como es de conocimiento púbico en calidad de coordinador del Instituto Nacional para el Federalismo y el Desarrollo Municipal (Inafed), del que nada se sabe.
Hay algunos detendiso, están recuperado parte de esa cuantiosa cantidad, pues crearon emperesas fantasma que compraban pero no entregaron absolutamente nada, todo muy en orden, pero hast ahia y eso en las narices de Ovalle Fernández.
A ver en qué termina esta parte de las despedidas qu sí, se quedan por siempre en la memoria histórica de la corrupción que se tiene que ir eliminando.
Así como hay amigos que se van por siempre hay otros que se quedan hasta que les toque salir por la puerta que entraron alguna vez y en este caso no cumplieron o no son tan inteligentes y responsables como se creía.
Atraques
1. En materia ambiental quedan a deber gobiernos llamados neoliberales e incluso el de la cuarta transformación. Planeación urbana, industrial, agropecuaria. Hay que revisar muy a fondo la contaminación urbana; la contaminación industrial; arroyos, ríos, mares. E ir hacia las energías limpias del Acuerdo de París.
2. Recuerdo un antiguo elemento de la policía federal radicado en Coatzacoalcos, cuando contaba que en un operativo contra la tala clandestina en Tlaxcala. Ir de madrugada por caminos y veredas, entra a las zonas montañosas y llegar a puntos donde no se veía nada, más que esperar el ataque de los talamontes, era de salir corriendo. Y en Michoacán, ni asomar las narices. Ojalá haya planes y estrategias al respecto.
3. Los narcotraficantes de la vieja guardia empiezan a salir del escenario uno a uno. Es el caso del Chapo Guzmán, el señor Neto, del Mayo Zambada, de Amado Carillo, de los Arellano Félix, los Beltrán Leyva. Ahora que será en las nuevas generaciones.