La National Oceanic and Atmospheric Administration (NOAA) anunció en su reporte del 9 de mayo que existe un 49 % de probabilidad de que el fenómeno de La Niña se desarrolle durante los meses de junio-agosto en el océano Pacífico, y un 69% de que suceda en los meses de julioseptiembre de 2024.

«La Niña es un fenómeno oceánico caracterizado por el enfriamiento de las aguas superficiales de la parte central y oriental del Pacífico ecuatorial y por cambios en la circulación atmosférica tropical, lo que repercute en los regímenes de temperatura y precipitaciones en diversas partes del globo, incluida América del Sur», explica el Instituto Nacional de Meteorología y Estadística (INMET), un órgano dependiente del Ministerio de Agricultura y Ganadería que representa a Brasil en la Organización Meteorológica Mundial (OMM) desde 1950.

En el sudeste asiático, La Niña suele provocar precipitaciones por encima de lo normal. En la foto, la subida del nivel del mar inunda una iglesia en Manila, Filipinas.

La Niña tiene una larga historia de influencia en el clima. Su primer registro, según el INPE, fue en 1892-1893. En 2022, sin embargo, tras producirse en el océano Pacífico por tercer año consecutivo, según informa la Organización Meteorológica Mundial, el fenómeno dio paso a El Niño y las temperaturas globales alcanzaron máximos históricos.

Hasta ahora, 2023 es el año más caluroso en la historia de 172 años de mediciones meteorológicas, según el instituto Copernicus (Programa de la Unión Europea).

¿Cuál es la diferencia entre El Niño y La Niña?

Para entender estos fenómenos atmosféricos de forma más simplificada y comprender la diferencia entre El Niño y La Niña, es necesario centrarse en la temperatura de las aguas del océano Pacífico ecuatorial.

Cuando son más cálidas que la media histórica, se produce El Niño. Lo opuesto ocurre con La Niña, que «se refiere a la situación contraria, es decir, cuando el océano Pacífico ecuatorial es más frío que la media histórica», subraya el INMET.

También según el OMM, La Niña se ha asociado a la sequía en algunas partes del mundo, como Sudamérica, por ejemplo. Pero suele provocar precipitaciones por encima de lo normal en el sudeste asiático y Australasia (zona que incluye Australia, Nueva Zelanda y Nueva Guinea), así como en otras islas de la región.

Ambas cifras se mantienen en el rango anunciado por la organización a principios de año