POR: Francisco L. Carranco.- Como una verdadera historia de enredos, de esas que se tejen cotidianamente en este país, quedará hasta que la Fiscalía General de la Republica, aclare ¿qué pasó? en el centro de detención temporal de la estación migratoria del INM en Ciudad Juárez, donde fallecieron 40 migrantes suramericanos en una acción surrealista “dantesca” donde hasta el momento nadie explica claramente lo que sucedió.
El incendio provocado, al parecer por un migrante sudamericano, mantiene en un hilo, o en el ojo del huracán, a las máximas autoridades del Gobierno de México que, nuevamente, ocupan la palestra mundial por el desprecio evidente a las normas migratorias, a los migrantes, a la propia administración pública y lamentablemente a la vida de miles y miles de personas que buscan en otros países la supervivencia que, en ocasiones como en este caso, les cuesta la vida.
El video que ha sido posible ver en cadena mundial, se observa la ineficiencia de dos oficiales de seguridad pertenecientes, presumiblemente al Instituto Nacional de Migración, que, ante la conflagración, no saben como actuar para evitar la tragedia, y claramente se evidencia la omisión de ayuda y el abandono del lugar en llamas por ignorar, insisto, los protocolos de seguridad que deben de activar en casos extremos de emergencia.
Las investigaciones dan cuenta que el personal de seguridad en cuestión, es un servicio contratado, muy ajeno al INM y, por supuesto, al reglamento y manual de operación de dicho Instituto de atención a migrantes, que su compromiso primario es resguardar las instalaciones del lugar, y que dentro de su estupidez, sólo, se les ocurrió llamar al jefe del recinto migratorio para recibir instrucciones y el responsable del centro dijo “por ningún motivo abran las rejas” el motivo se convirtió en muerte de los migrantes y responsabilidad total para el titular.
El accidente tipificado “a secas” como lamentable, genera las suspicacias sobre quienes o quien es el responsable directo de la falta de atención a la emergencia; los que son señalados como posibles culpables, se deslindan echando culpas, además, de distractores a la responsabilidad, hay dos personajes presidenciables a los que pudieran alcanzar las llamas, no del fuego como tal, sino la quemada política de no reconocer la ineficiencia del Instituto y la libertad o libertinaje de las instituciones alejadas geográficamente de la capital del país donde se asienta la cancillería y la Secretaría de Gobernación.
Estas instituciones son responsables, según la operatividad de la estructura política en materia y temas de migración, y deben dar cuentas puntualmente sobre los hechos que provocaron la muerte de 40 personas, otras se encuentran gravemente heridas y otras más asustadas, eran 70 migrantes los detenidos y enclaustrados.
La autoridad atontada, según dicen, ya resolvió el caso, presentó a los guardias de seguridad privada, detuvo a dos agentes de INM, giró ordenes de aprehensión, hasta en contra de un migrante a quién acusan de haber iniciado el fuego sin pruebas contundentes.
La resultante de la tragedia, según las investigaciones ministeriales, el caso está resuelto, los guardias están detenidos, la crisis política por este evento llegó a su clímax; las autoridades de primer nivel y administrativamente responsables, esperan que la inercia acomode las cosas como si nada hubiera pasado; que se desinfle la euforia del coraje colectivo de la sociedad mexicana e internacional por la triste tragedia que sucedió en nuestro país, además, de apostarle al gran diluvio del olvido colectivo.
Además, los cínicos, ruegan que el halo protector del máximo jefe los siga cobijando, que los proteja y los invisibilice mientras hacen los enjuagues para negar cualquier señalamiento y limpiar la culpa, acción, omisión y obviamente responsabilidad puesto que ellos a la hora del siniestro estaban cómodamente en sus casas, jodidos los que ya están presos.
Un grito en el desierto del presidente del Salvador, Nayib Bukele, que pide las renuncias de todos los funcionarios vinculados a la politica de migración en México, es la última llamarada de justicia para los migrantes suramericanos, principalmente, los salvadoreños fallecidos.
Y, ahora al final del día, la preocupación de la Fiscalía General de la República para archivar el caso es saber… ¿quién metió el cerillo que inició la tragedia?. Nunca se sabrá.