Ángel Rafael Martínez Alarcón.– El ocho de noviembre de 1519, el conquistador extremeño, Hernán Cortés 1485-1547, luego de tres largos meses de caminar  logró llegar a la capital del imperio mexica que dominaba en la Mesoamérica. 

A la ciudad de Tenochtitlán, sede el gobierno del Huey Tlatoani, Moctezuma Xocoyotzin II, 1466-1520. Con traductora la Malinche, 1500-1530, indígena políglota, con una historia singular; para algunos traidora, para otra madre de una nueva nación, llamada México, ella fue la intérprete del conquistador y testigo fiel. Fueron los principales protagonistas del primer encuentro entre los representantes de dos mundos tan distantes como diferentes.

Podemos señalar  que dicho acontecimiento es sin duda alguna, el parto de una nueva nación, la del mestizaje, entre el viejo mundo con el nuevo mundo, como lo llamarón algunos; que se inicio desde el 12 de octubre de 1492, con la llegada de Cristóbal Colón,  por estas tierras.

Dicho encuentro entre Moctezuma Xocoyotzin II y Hernán Cortés, en el hoy centro histórico de la Ciudad de México, fue el primer encuentro protocolario de primer nivel, de jefe a jefe. Seguramente hubo intercambio  epistolar  informándose  cada uno de los involucrados.

Hay que reconocer la gran habilidad de Hernán Cortés, para concentrar todo tipo de información relativa al Huey Tlatoani y funcionamiento de toda la política que se manejaban  en el vasto imperio. Sobre todo lograr el apoyo de los pueblos originarios que eran sometidos por los Aztecas por medio del tributo y muchas veces por la guerra.

Hernán Cortés, arribó a las hoy playa de Veracruz, el viernes santo, 21 de abril de 1519, era la confirmación divina que la empresa de conquista iba por buen camino; el ex bachiller de Salamanca y también ex primer alcalde de Santiago de Cuba, por más de tres meses estuvo diseñando la ruta para llegar a la ciudad de México; su primer gran alianza fue con los gobernantes totonacas. Es interesante que sus segundos aliados los Tlaxcaltecos con los señalados como los traidores. La primera etapa del costa de Veracruz, es fundamental conocer todos los acuerdos que logro establecer para iniciar la Ruta. Así para agosto de 1519, iniciando el verano de este año, inicia la caminata para llegar al corazón del imperio. Emulando al conquistador de la antigüedad, Alejandro Magno. 

            Hernán Cortés, en sus primeras cartas de Relación, escritas para informar puntualmente al joven  Emperador de tan sólo 19 años Carlos  I de España y V de Alemana (1500-1558). Es la segunda carta de relación, fechada el 20 de octubre de 1520, un año después; donde el conquistador deja evidencia de su trayectoria, iniciada en las costas de Veracruz, el 16 de agosto de ese año, para el ocho de noviembre se da el encuentro. Justamente tres meses. Hernán Cortés, estuvo acompañado por su ejército, indígenas tainos, totonacos, negros esclavos. Más los indígenas que se le fueron sumando en el trayecto.

            Hace 69 años, el escritor Fernando Benítez, escribió la Ruta de Hernán Cortes, bajo el sello editorial de Fondo de Cultura Económica, en 300 páginas, nos narra la empresa cortesiana, visitando cada una de los poblaciones  por donde pasaron los conquistadores en 1519, con los ojos del siglo XX.

            El acontecimiento del 8 de noviembre 1519, se tiene el testimonio de primera mano, escritas por el mismo conquistador; entre otras cosas escribió: Hay en esta gran ciudad muchas mezquitas o casas de sus ídolos de muy hermosos edificios, por las colaciones y barrios de ella, y en las principales de ella hay personas religiosas de su secta, que residen continuamente en ellas, para los cuales, demás de las casas donde tienen los ídolos, hay buenos aposentos. Todos estos religiosos visten de negro y nunca cortan el cabello, ni lo peinan desde que entran en la religión hasta que salen, y todos los hijos de las personas principales, así señores como ciudadanos honrados, están en aquellas religiones y hábito desde edad de siete u ocho años hasta que los sacan para casarlos, y esto más acaece en los primogénitos que han de heredar las casas, que en los otros. No tienen acceso a mujer ni entra ninguna en las dichas casas de religión. Tienen abstinencia en no comer ciertos manjares, y más en algunos tiempos del año que no en los otros; y entre estas mezquitas hay una que es la principal, que no hay lengua humana que sepa explicar la grandeza y particularidades de ella, porque es tan grande que dentro del circuito de ella, que es todo cercado de muro muy alto, se podía muy bien hacer una villa de quinientos vecinos; tiene dentro de este circuito, todo a la redonda, muy gentiles aposentos en que hay muy grande salas y corredores donde se aposentan los religiosos que allí están. Hay bien cuarenta torres muy altas y bien obradas, que la mayor tienen cincuenta escalones para subir al cuerpo de la torre; la más principal es más alta que la torre de la iglesia mayor de Sevilla…[1]


[1] http://www.biblioteca.tv/artman2/publish/1520_277/Segunda_Carta_de_Relaci_n_de_Hern_n_Cort_s_459.shtml