POR: Francisco L. Carranco.- Fueron 129 mujeres las que murieron, el 08 de marzo de 1908, en un incendio provocado en represalia de una huelga encabezada por mujeres, que exigían mejores condiciones laborales, mejor salario y respeto a una jornada laboral justa.
Desde ese año se conmemora la valentía y la congruencia de esas mujeres que murieron, en esa tragedia, en busca de los derechos que ahora se disfrutan y denunciaron al mundo las condiciones paupérrimas, de los que ostentan el poder, en detrimento de las clases trabajadoras que entregan su vida al trabajo y al final se les observa como una maquina más que dejó de funcionar y adiós.
Hasta 1975 se eleva, en el mundo a Día Internacional de la Mujer, para que nunca más regresen los maltratos, la indiferencia y cosificación de las mujeres en el trabajo y la vida cotidiana, el mundo sabe y reconoce que donde hay mujeres laborando hay proclividad de acosos y abusos contra las que dependen de un salario para educar a sus hijos y sobrevivir en familia.
Hoy la conmemoración de este 2020, las cosas, han cambiado un poco, ahora las mujeres trabajan, tienen el reconocimiento de sus derechos laborales y todos los que tutela el estado en sus tres niveles de gobierno e, incluso, de los derechos “morales” que la misma sociedad permite.
Sin embargo, el síndrome de la violencia e inseguridad en el mundo en contra de las mujeres, sigue presente y cada año que pasa, aumentan las estadísticas de delitos en contra de ellas fomentando la impunidad de los agresores y la ceguera de las instituciones del Estado, convirtiendo en pasividad la respuesta de reacción contra los delitos en contra de las mujeres.
En nuestro país, las cosas son escandalosamente preocupantes porque la agresión en contra de las mujeres ha rebasado los límites de tolerancia de los habitantes y pobladores de este país, que con horror se enteran de violencia en contra de la ellas, de las agresiones que sufren y que sólo alimentan las estadísticas de los delitos día a día, pero, las estadísticas de respuesta de la autoridad es nula o bastante mediocre, lo que es más aterrador, porque permite que las mujeres sean agredidas violentadas, muertas y vejadas ante la ceguera e ineficiencia de la autoridades de seguridad, que exhibe un respeto absoluto a la impunidad.
Las mujeres, en México, diariamente, son sujeto de acoso y agresiones; ellas no sucumben a ello y en cada oportunidad que tienen con marchas, pintas, denuncias, arte, gritos, esperanza y hasta con actos vandálicos, denuncian y denuncian, pero, el acoso, los feminicidios 10 mujeres mueren violentamente cada día, las agresiones, violaciones siguen y siguen con la negativa de la autoridad a poner un alto a la violencia, porque son los únicos que no la ven.
Las mujeres mexicanas están enojadas y por ello decidieron su participación masiva, este 08 de marzo, para visibilizar las agresiones y la violencia de que son objeto, pero, a ello agregan la corrupción y la impunidad que desde el gobierno, que permite con eso de sus “abrazos y no balazos” que las estadísticas en feminicidios, violaciones, vejaciones, golpes, ofensas e incluso agresiones con armas punzo cortantes, navajas, ácidos, y otras cosas que las marcan para toda su vida, como la violencia sexual, la violencia familiar. Son unas mujeres que, intentaron y denunciaron, y el Gobierno ni caso les hizo.
Pero, desde las oficinas de gobierno donde se deben de planear el ejercicio de las políticas públicas, es decir, en el papel ha habido intentos mediáticos, con buenas intenciones, para demostrar a la población y al mundo que en México si se está haciendo algo contra la violencia de género o contra las mujeres, por aquellos que no aceptan el término.
Y ahí dentro de los palacios de justicia, donde se cocina la impunidad y esta infestado de policías, ministerios públicos, jueces y otros servidores públicos que en realidad no sirven para mucho, se escamotean las acciones preventivas, persecutoria y resolutivas para que la ley se aplique y se responda ante la denuncia de las mujeres que claman Justicia y que nadie en el gobierno las ve ni las oye.
La llamada espiral de violencia que denuncia el aumento de los delitos en contra de las mujeres, sustentada con información de grupos feministas, organizaciones de derechos humanos y expertas de género, continuamente, han alertado que desde administraciones pasadas y la actual administración federal los episodios de violencia contra las mujeres es espeluznante y el estado mexicano no ha hecho mucho, sólo permitir, que el problema de las agresiones contra las mujeres ponga en situación de crisis a todos, porque el delito contra las mujeres es una punta de Iceberg que, para el interior, demuestra que todos los delitos en el país tienen una tendencia al alza y la impunidad es la Reyna de la permisibilidad para que esto ocurra.
La problemática que se visibilizo este día y mañana 09 de marzo, es el enojo y miedo que tienen las mujeres de ser víctimas de un delito, pero también evidencia que los demás hombres, jóvenes, adultos mayores y niños, están en el mismo supuesto, la violencia es generalizada contra todos los habitantes de las ciudades del país, que se está focalizando en las mujeres, pero, nadie escapa de la peligrosidad de sufrir un evento violento.
Las mujeres en México, con estas manifestaciones en las marchas del 08 de marzo, dejan el precedente de que ante la impunidad de los agresores, el cobijo de las autoridades con un obsoleto poder judicial, permisible con la impunidad y corrupción, mantiene la inseguridad, violencia y ausencia de JUSTICIA para las mujeres y todos los mexicanos.
Las consignas, la exigencia, los gritos desesperados demuestran que están solas, cierran las protestas, en todo el país, indignadas ya habrá que justificar los hechos violentos propiciados por ellas mismas en la ciudad de México para equilibrar los ataques que recibirán por vandalizar la marcha.
Sin embargo, en todo el país hubo manifestaciones multitudinarias que no reflejan la posición violenta sucedida en CDMX, sino la indiferencia de la autoridad al no ofrecer y garantizar, insistimos, la seguridad y justicia para todos los habitantes de este país.
Suburbio 1
Todos vimos a los miles de mujeres que exigen justicia y seguridad, ¿hay que hacer algo no?