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POR: Francisco L. Carranco.- El viernes dos de octubre de 2020, por primera vez, en 52 años la marcha en conmemoración del movimiento estudiantil de 1968, prácticamente, quedó en el olvido los hombres y mujeres ahora, se quedaron callados a excepción de algunos veteranos en la ciudad de México que intentaron recordar aquella masacre de estado contra jóvenes idealistas caídos por balas y desaparecidos en la revuelta.

Los gritos de “el dos de octubre no se olvida” contra aquel asesinato de estudiantes era el reconocimiento con que los jóvenes de este siglo y estudiantes repudian, aunque sea por este día, la represión y actos de estado contra aquellos que se conjuntaron para exigir libertades y un estado más democrático.

La esperanza de las multitudes que participaron en ese trágico día eran estudiantes, amas de casa, obreros, trabajadores de todos los sectores que querían mayores oportunidades en su desarrollo personal, cómo país aquellos conglomerados de esperanza querían un nuevo México y el país se unió a su voz contra el autoritarismo que emanaba del gobierno central y sacudió las entrañas de la sociedad.

Las autoridades comandadas por el Presidente Gustavo Díaz Ordaz responsable de los hechos orquestados y dirigidos por Luis Echeverría Álvarez, tenían otra visión de México, ostentaban el privilegio de realizar los primeros Juegos Olímpicos en América Latina, lo que obligaba a México a ser el mejor escaparate para el reconocimiento mundial por esta justa deportiva internacional.

Quizás las cosas hubieran sido diferentes si los Juegos Olímpicos no estuvieran programados para realizarse en México 68, la presión mundial hubiera dejado saldos diferentes, quizás, eso nunca lo sabremos.

La protesta contra el estado autoritario deriva de las acciones del ejército mexicano contra cualquier revuelta estudiantil o de otro tipo contra el estado, ya que el Gobierno pone límites y aplica cierta tolerancia para que en un momento dado se ejerza la fuerza, potestad de las fuerzas armadas, para aplastar cualquier intento desestabilizador, según la óptica oficial.

El movimiento estudiantil del 2 de octubre de 1968 México, se ha considerado como un parteaguas en lo político y en lo social, abrió más la brecha de desigualdad ante el dialogo político que no se ejerció como arma conciliadora, por el contrario, se utilizaron las armas de fuego al servicio del Gobierno para matar salvajemente a estudiantes, mujeres, hombres, obreros, amas de casa, trabajadores y muchos que apoyaban el movimiento estudiantil, a la fecha no se sabe cuántos muertos hubo en la masacre del 68.

Más de 50 años han pasado y hay muchos cabos sueltos y cosas que no se saben, el Gobierno dijo que el movimiento estudiantil estuvo auspiciado por células comunistas que pretendían el boicot de los juegos deportivos, ante esta suposición se habló de intervenciones de la CIA para manipular, tanto a autoridades como a los estudiantes.

La tarde del 2 de octubre los estudiantes y en sí el movimiento como tal había decidido una masiva marcha de protesta desde la Plaza de las Tres Culturas en Tlatelolco, dónde después de un mitin donde se exponían los desacuerdos del gobierno marcharían para refrendar sus posiciones con respecto al Gobierno de México.

Sin embargo, desde Palacio Nacional, la decisión de aplastar al movimiento y enviar un mensaje de poder institucional, se tomaron las decisiones de acabar con la protesta y encerrar a los líderes al precio que fuera necesario y, mientras los estudiantes se concentraban en la Plaza, la policía y los soldados también asistían al mitin pero con la consigna de encapsular a los estudiantes y personas que estuvieran ahí.

Los muchachos organizadores al darse cuenta del encapsulamiento que estaba realizando los soldados, por el sonido local, avisaban a los asistentes de la cancelación del mitin y la posterior marcha, para evitar un enfrentamiento, pero, ya no fue posible… de repente en el cielo aparecen algunos helicópteros y desde algún edificio de los multifamiliares de Tlatelolco emergen tres bengalas de color verde o azul, que fue la señal para atacar a bayoneta calada, con disparos, tanquetas y varios contingentes de militares que, con golpes,  detenían a los asistente que desafortunadamente estaban en la Plaza de las Tres Culturas y que lograron sobrevivir.

En pocos minutos el movimiento estudiantil fue reprimido y extinguido por el ejército, ser estudiante en esos momentos, era un peligro para la vida; la juventud avasallada era sospechosa y proclive a ser detenido y encerrado en las cárceles de la ciudad de México.

A partir de ese día y por más de 50 años, el 2 de octubre de todos los años se conmemora la “Matanza del 68”  ese movimiento que logró el respaldo de la sociedad, grupos de vecinos, estudiantes, sindicatos y universidades de todo el país que se adhirieron a la protesta nacional en contra del Gobierno.

A los 10 días de la masacre se inauguraban los Juegos Olímpicos símbolo de armonía y paz entre las naciones del mundo, por un lado nuestro país, orgullosamente, tapaba la muerte de jóvenes mexicanos, por el otro, cura, desde hace más de 50 años, las heridas provocadas por el estado autoritario con la conmemoración de ese aciago día en que muchos de los ideales de la juventud de ese tiempo cayeron heridos de muerte.

Desde entonces las protestas adquirieron el respeto a su derecho de manifestación por parte del estado hasta esa relativa permisibilidad para que las marchas en esta época sean violentas y hasta con tintes de vandalismo.

Recordamos a nuestros muertos caídos en el 68, principalmente los jóvenes que murieron con su esperanza de un México mejor y como historia melodramática este es el primer año en que el recuerdo se empieza a borrar de la memoria histórica de los mexicanos, porque poco se supo de la conmemoración en los estados del país.

Ya se verá si en el próximo años 2021, se escucha nuevamente, en todo el país, el grito de: “el 2 de octubre no se olvida” en recuerdo respetuoso de los que cayeron aquella tarde noche en Tlatelolco.

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