Carlos Alberto Duayhe.- Entre previstos e imprevistos como suele ser la vida misma, en el caso del ámbito público del país –vaya con los feminicidios-ahora vienen las iniciativas presidenciales alusivas a la reforma electoral y la Guardia Nacional, ambas de obvia importancia.
Concluida la jornada de revocación de mandato, en realidad un referéndum al gobierno del propio presidente Andrés Manuel López Obrador aunque la participación haya sido menor del 18 por ciento del padrón electoral, los que lo hicieron le dieron la mayoría que esperaba.
Ahora viene otra que le interesa al ejecutivo federal de sobremanera, la del Instituto Nacional Electoral, cuyo desempeño ni fue ni es de acuerdo con su perspectiva, positiva en la cultura democrática del país.
Esencialmente propone lo siguientes puntos: el pueblo elegirá a los consejeros electorales y a los magistrados de manera directa, con voto abierto; el que saque más votos será presidente del INE y habrá paridad de género en los consejeros; recorte al presupuesto del INE y a los partidos políticos; elimina los Organismos Públicos Locales Electorales (OPLES) y sustituidos por el INE; reducción de diputados y senadores plurinominales.
La otra iniciativa de reforma constitucional es la incorporación de la Guardia Nacional a las fuerzas armadas, instancias a las que evidentemente da todo su respaldo y confianza en la adjudicación de tareas gubernamentales que corresponden a otras secretarías.
El pasado mes de febrero el ejecutivo federal expuso que el objetivo es prevenir que sus integrantes puedan caer en actos ilícitos como lo han hecho miembros de la Policía Federal, aseguró este martes el presidente López Obrador.
Hay toda una corriente adversa a esta incorporación de la Guardia Nacional al Ejército por el alto riesgo de violencia que pudieran cometer en nombre de la ley y por ser tareas de equilibrio entre las facultades legales civiles y el ejército y la marina, subordinados constitucionalmente a las primeras.
Así que luego de la fallida reforma constitucional al sector eléctrico y luego la aprobación a la Ley Minera que garantiza el litio, vienes estas buenas discusiones en el poder legislativo y se espera que ya le bajen todos a ese ánimo de confrontación que en realidad sólo abre divisiones que a nadie, en este mundo tan convulso, conviene, así que diferencias aparte, a lograr acuerdos.
1. Índices delictivos a la alza hacen pensar que la política más que de combate a modificar las condiciones que generan violencia en el país, apenas le dará, efectivamente, tiempo a este gobierno. Sin embargo, despacio tampoco garantiza los equilibrios mínimos indispensables y uno gran pendiente es legalizar las drogas, de una vez por todas.
2. La inflación originada por causas internas y más por externas, requiere seguir con medidas que dejen de afectar a la población, sobre todo la marginal, porque de que alimentos están imparables ya y los energéticos con mucha presión.
3. Un acierto inmenso la autopista Tuxpan-Tampico dentro de la interconexión de ciudades del Golfo de México, más aún con el corredor transístmico en marcha. Un largo sueño en estados que producen alimentos y energéticos. A, de paso atender contaminación de arroyos, ríos, lagos, lagunas y el mar.