Por: Josué Corona Jiménez.- Para hablar de la pedagogía de la crueldad, es necesario conocer primero a la antropóloga y feminista Rita Segato, pues es ella quien acuña este término y con ello podemos entender un poco mejor la cultura tan violenta que se extiende en Latinoamérica, específicamente hacia la mujer y los feminicidios, tema que más adelante vamos a abordar.
¿Cuándo llega la crueldad a Latinoamérica? Porque parece que siempre ha estado, pero no. Como sabemos, la historia de este lado del mundo comienza con el llamado “descubrimiento de América” (1492) por parte de la Corona Española, mediante múltiples modalidades de violencia ejercida por el imperialismo español a los pueblos conquistados y reconquistados: “la llamada ´reconquista´ de la península ibérica terminó en 1492, año del descubrimiento de América. Las mismas formas de violencia se trasladaron del viejo continente al nuevo” (Rita Segato, 2018) las formas violentas de ejercer el poder por parte del imperialismo español comenzaron a marcar el continente como si fuera un cuerpo, y dejarlo no solo con cicatrices, sino devorarlo hasta los huesos.
Entonces, la pedagogía de la crueldad tiene raíz en una visión del mundo donde cohabitan proyectos opuestos: el de las cosas que produce el individualismo y el de los vínculos que producen las comunidades. Con esto me refiero a que predomina “el mundo de las cosas” que el de las personas. Dicho de otra manera: “Las cosas son más importantes que las personas y tratamos a las personas como cosas” (Rita Segato, 2018).
Entonces, ¿por qué pedagogía de la crueldad? Porque parece que estamos en una fase del capitalismo que necesita tener sujetos no sensibles, sin el más mínimo grado de empatía por el otro. Al mismo tiempo, estamos en tiempos donde la acumulación de la riqueza que se da por el despojo mediante la abolición de lo local, pero especialmente en las relaciones interpersonales, donde se educan sujetos sin empatía los cuales no lleguen a identificar la posición del otro, formando de esta manera una distancia con las personas que cohabitan a su alrededor sin establecer vínculos o relaciones sociales. Por ello, esa fase del capitalismo es funcional mediante la pedagogía de la crueldad.
Con la pedagogía de la crueldad se da una violencia estructural (Johan Galtung), porque claramente este tipo de violencia se centra en un conjunto de estructuras sociales que niegan las necesidades básicas humanas, entre ellas, la integridad y la vida de quien no es violento como mujeres y niños, solo por mencionar un ejemplo; la violencia estructural es terrible porque responde a intereses de políticas económicas capitalistas que tienen que ver con el reparto injusto de la riqueza, además, es difícil identificarla porque es indirecta, sus causas no son visibles y, sin embargo, es por medio de esas estructuras que se niegan las necesidades.
¿Cómo surge el concepto de pedagogía de la crueldad? Éste surge por el análisis mediático de las problemáticas de género donde se enseña al público no tener empatía con las víctimas (feminicidios), mismas que son revictimizadas con la banalidad y especulación que acostumbran los medios. Las mujeres son empujadas al papel de objeto, disponible y desechable.
Los medios juegan un papel muy importante en este tipo de pedagogía, porque están educando a un público para la crueldad; educan a tener un ojo insensible y morboso; donde los cuerpos son rapiñados y despojados de toda dignidad sin la más mínima empatía por estos; por ello es una pedagogía, porque el público está siendo enseñado. Lo más complejo y horroroso de esta situación es que el público se le está enseñando algo que va más allá de matar, se enseña a matar de muertes desritualizadas, donde no se dejan ni los huesos del difunto. Los medios están victimizando a la mujer a espectáculos televisivos de fines de semana, donde los mensajes de esos actos de muerte son compartidos o emitidos constantemente en un día, dando como resultado, la muerte de la mujer, no solo una vez, sino mil veces al día.
Los relatos mediáticos sobre los feminicidios en los medios de comunicación tienden a describir con detalles morbosos la violencia, cosa que es terrible porque tiene un efecto de contagio en la sociedad y, por ende, copiar modalidades de actuación; digamos de la peor manera: “ya tienen la teoría, sólo les falta la práctica”, como se dice acerca de las narcoseries. Esto mismo sucede con otra situación, como lo es el suicidio, donde las noticias del suicidio tienden a provocar más suicidios y en modalidades similares. Pero los medios decidieron tomar una decisión ante esta problemática, tomaron una medida ética de no reportar los casos para no generar contagio (En 1999, la OMS lanzó el Programa: SUPRE, Suicide Prevention – Prevención del Suicidio) y es por esto que no vemos noticias de estas situaciones en los medios hegemónicos, pero con el feminicidio ocurre lo contrario, parece que hay un placer morboso en las descripciones de violencia hechas por los medios.
Con lo anterior, deberían existir algunas medidas de control o legislación ante estos crímenes de género, porque se influye en la sociedad a realizar este tipo de acciones violentas; es tal el exhibicionismo y la especulación que se normalizan las muertes y los crímenes de crueldad con los que se demuestra el desprecio por la vida que ya ni provoca asombro.
Los medios están incitando a la violencia y la crueldad desde una perspectiva epidemiológica, porque se contagia de manera desmedida a la sociedad, como ya lo mencionamos en un principio. En el mundo, al parecer, se necesitan sujetos individualistas, carentes de empatía y poco sensibles sin la capacidad de establecer vínculos y relaciones sociales. De ello resulta que haya una sociedad con una piel más dura en estas situaciones de crueldad, donde las víctimas son tomadas como sucesos carentes de importancia. La repetición de la violencia produce un efecto de normalización en los sujetos que se educan para este tipo de pedagogía de la crueldad.
La pedagogía de la crueldad se da en el cuerpo de la mujer y de los niños por excelencia, porque es en ellos donde se da la crueldad por medio de la violencia, la cual pierde toda instrumentalidad; ejemplo de ello es que en un conflicto bélico siempre existe un antagonista, se realizan actos violentos de guerra que van desde la tortura hasta el asesinato, actos violentos en ambas partes. Pero eso mismo se hace con los niños y las mujeres, quienes no son parte del conflicto; ahí la crueldad se separa de lo instrumental por que los actos son realizados por pura crueldad misma, porque estos últimos no forman parte del conflicto.
Rita Segato menciona que “el cuerpo de las mujeres es el soporte privilegiado para escribir y emitir este mensaje violento y aleccionador que cuenta con la intensificación de la violencia mediática contra ellas como brazo ideológico de la estrategia de la crueldad”. Con ello podemos decir que el capitalismo y los poderes hegemónicos necesitan de la pedagogía de la crueldad para destruir, anular la compasión, la empatía, los vínculos, el arraigo local y comunitario; y es ese mundo de los dueños que necesita de personas no empáticas e incapaces de experimentar la conmutabilidad de las posiciones, es decir, de ponerse en el lugar del otro.
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