Lamentablemente no es nuevo que lo burócratas del Registro Civil y otras dependencias, obviamente, ejercen su miserable conducta cuando ciudadanos comunes y corrientes asisten a solicitar un servicio a esa dependencia.

La culpa es de la pandemia, dicen, porque no está trabajando todo el personal y como son pocos, pues ejercitan la prepotencia contra todas as personas que asisten no por gusto, sino para obtener el acta de defunción y poder seguir adelante para sepultar a su familiar.

A pesar de no estar saturado el área de entrega de actas de defunción «hay que tener padrino para que agilicen el tramite, dijo un usiario que ya llevava varias horas esperando, sin información de cuanto tiempo tardaría más para obtener el documento.

«He tratado de obtener información y no me hacen caso, pedí hablar con el director, Manuel Arturo Domínguez Galván, para explicarle que urgía el documento porque tenia que continuar con los tramites del sepelio» y obtuve un Ya se fue como respuesta» dijo el quejoso, que nos contacto por medio de redes sociales, del cual se omite el nombre porque aún no concluye el tramite.

El dolor ajeno y la desesperación nada importa, a los servidores públicos, cuando se trata de brindar el servicio, la gente que espera por el tramite está hacinado en una área, en una carpa, donde no hay sana distancia, en espera de que los burócratas extiendan el urgido documento o decidan hacer su trabajo.


Lamentablemente, esos trabajadores agreden verbalmente a los usuarios que intentan obtener su documento para abreviar los tramites en los hospitales o casas donde falleció la persona y que todavía quedan por realizar los tramites más dolorosos, ir a buscar un panteón, crematorio o traslado para depositar el cuerpo.


Y no hay nadie que pueda atender una queja de esos malos empleados, en este momento, porque el resto, incluidos los que toman decisiones, están resguardados por la cuarentena.