Alejandro Ávila/Naolinco, Ver.- Tras un año de ausencia por la semaforización de la pandemia por COVID-19, se volvió a realizar La Cantada en el municipio de Naolinco, un tradicional ritual que alimentan cada año los pobladores de la montañosa ciudad.

El panteon municipal vio nuevamente como se abrieron sus puertas para que locales y visitantes acudieran a versarle a sus residentes, difuntos que esperan cada año la llegada de sus familiares para que les adornen sus tumbas, canten en su honor y recuerden anecdotas juntos.

El licor de uva y el de la flor de cempasuchil impregnan el cementerio, de la misma manera las luces de las veladoras y el humo del incienso iluminan los caminos misticos de los difuntos que vuelven a visitar a su familia por una noche.

Las calles repletas nuevamente de turistas, las casas con puertas abiertas para mostrar la forma artistica en que cada familia realiza su altar, lleno de papel picado, flores, mole, licor de uva, pan artesanal, mandarinas, entre otros elementos que realzan el festejo y la tradición del Día de Muertos en Naolinco.

Las calles y callejones adornados de catrinas y catrines, los cantaritos repletos de licor de caña y la hospitalidad de su gente, enmarcan esta tradición en una de  las zonas serranas de Veracruz.