FELIPE DE JESÚS FERNÁNDEZ BASILIO.- Al leer el título de esta columna van pensar queridos lectores que panfletariamente me estoy sumando a las campañas que abundan en toda clase de medios de comunicación y que ya vemos hasta en la sopa debido a lo saturado que estamos de escuchar ese mensaje.

Y es que constantemente nos machacan el sonsonete de que tenemos que quedarnos en casa, de que si salimos debemos guardar una sana distancia respecto de otras personas y que también debemos de usar en la cara cubre bocas, mascarillas o hasta trapos caseros que hagan las veces de bozales, porque eso es lo que son esos artilugios.

Por supuesto que nadie se quiere enfermar y nunca está de más tomar las debidas precauciones cuando uno se coloca en situaciones de riesgo y se agradece la información y la prevención que perfectamente se cubre con las dos primeras medidas ya señaladas, lo de los bozales no está comprobado que sirva de mucho y por ello pretender hacer obligatorio su uso aparte de ser grotesco es violatorio de los derechos humanos.

Mas lo que realmente importa es el fondo del mensaje que nos mandan y con el que pretenden trasladar a cada individuo la responsabilidad de que si la tragedia causada por la pandemia llega a alcanzar proporciones dantescas, por no ser “solidario” y quedarse en casa o por no salir embozalado a la calle cuando esa responsabilidad no es de cada individuo, sino que lo es del Estado porque precisamente para eso es que está diseñada esa entidad.

Y es así porque el Estado se formó precisamente para coordinar los esfuerzos de la sociedad en cuestiones que escapan al control de cada individuo o de grupos menores como las familias, tal y como es el caso de prevenir, combatir y en su momento erradicar a la pandemia ahora de moda, así como estar preparado para hacer lo mismo con las que vengan después.

De las tres cosas que menciono solamente la prevención se puede parcialmente llevar a cabo por parte de los individuos, ya que con aislamientos y separación social se puede a lo mucho retrasar el contagio, pero el combate y la erradicación de la enfermedad van totalmente por cuenta del Estado.

Luego entonces si las cosas salen mal, cosa que espero que no suceda, la culpa será del Estado y solo del Estado y lo será por las décadas de rezago en el sistema de salud, por nunca dedicarle un presupuesto amplio, por nunca dedicar un solo peso a la investigación médica y esperar siempre a que vengan las soluciones de otras partes del mundo.

También lo será por no establecer un sistema de seguridad social amplio y competente pese a contar con dos vías muy grandes de financiamiento para ese efecto; siendo una de ellas directa, las famosas cuotas obrero-patronales que consisten en muchos millones de pesos debido a lo elevado que son y para ver esto solo hay que ver cuánto se paga por cada trabajador y la otra es indirecta que es el erario público sostenido a través de los impuestos y que un porcentaje bastante alto del mismo debiera de dedicarse a financiar programas sanitarios.

Mas en lugar de destinar los recursos al avance de la ciencia y a la fortaleza operativa del sistema de salud, el dinero se ha tirado en el pago de onerosos contratos de trabajo con el personal de las múltiples instituciones de salud y sus sindicatos, se ha tirado en programas sociales y clientelares que ni alivian la pobreza ni tampoco generan algún bienestar permanente y eso sin mencionar a toda la corrupción que por décadas ha habido entre el gobierno y los líderes sindicales.

Es sabido que la solución a esta enfermedad en particular no se ha logrado todavía en ninguna parte del orbe, pero también es sabido que hay países que han enfocado gran parte de su presupuesto para la investigación científica, así como para contar con una infraestructura hospitalaria fuerte que pueda responder mejor a la situación que se presenta y esos países van a ser los mejor librados, tan es así que muchos de ellos ya empiezan a reanudar sus actividades y no están hablando de continuar con la parálisis hasta entrado el verano como nosotros.

Y mientras se oye que en esos países se está probando con tal o cual vacuna o que comienzan a descifrar el agente causante de la enfermedad o que establecen hipótesis sobre la sintomatología de la enfermedad y si es causada por el propio virus o por las defensas desplegadas por el cuerpo humano; en México lo que se discute es si sirve el bozal o cómo fabricarlo caseramente, si se compran insumos chinos de baja calidad y a qué hora llega el vuelo con ellos, porque el gobierno mexicano hasta para comprar cosas es codo, o que se si se ocultan las cifras reales de la enfermedad o simplemente no se conocen (más bien lo segundo) debido a que no se considera necesario gastar para realizar pruebas cuando es mejor destinar ese dinero para sacar barriles de petróleo que nadie, ni si quiera el mercado interno, compra porque todo está detenido.

Así que no hay que dejarse llevar por ese mensaje tan difundido que nos pretende responsabilizar a título individual de la posible catástrofe sanitaria, ya que el mismo es engañoso y por ello es indignante que en las calles nos traten a todos como enfermos, cuando en realidad si hay un responsable tanto de la catástrofe como de evitarla ese es el Estado y por ello mejor hay que decir: ¡Estado, el único responsable eres tú!

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Twitter: @FelipeFBasilio