Cortesia

FELIPE DE JESÚS FERNÁNDEZ BASILIO.- Uno de los temas más dolorosos para este país junto con la inseguridad, la corrupción, el acceso a la salud pública y la falta de respeto a la ley es el alto déficit educativo que se padece y el cual se traduce en una muy baja competitividad a nivel internacional, misma que provoca el permanente estado de subdesarrollo en el que se encuentra nuestro país.

Lo anterior se debe a que en el México independiente casi nunca la educación ha tenido la importancia que se merece, tan es así que para encontrar algún periodo de la historia mexicana en el que existieran verdaderos esfuerzos sostenidos a lo largo de décadas y hasta centurias para tener una educación de calidad, tendríamos que remontarnos a la Nueva España en cuyo periodo se alcanzó un notable desarrollo educativo para los estándares de la época y es que no solo existía la universidad más grande del continente, sino que había abundantes colegios de bachilleres que eran verdaderos centros de educación avanzada e incluso por todo el territorio del entonces reino existían en abundancia escuelas de artes y oficios tanto religiosos como comunales que contribuyeron para educar a una buena parte de la sociedad.

Por el contrario, tras la independencia la educación perdió protagonismo, quedando relegada a un segundo o menor plano y salvo contadas ocasiones como al final del porfiriato con Justo Sierra o la época de Vasconcelos en la posrevolución, la enseñanza pública nunca fue importante para los gobiernos mexicanos y lo peor de todo fue que a partir de que se estableció el corporativismo en la época de Lázaro Cárdenas, la enseñanza como tal fue sustituida por el adoctrinamiento político.

Siendo hasta tal grado en lo enfoque doctrinario dado a la educación nacional que en la época cardenista el artículo tercero de la constitución definía a la educación pública como obligatoria, laica, gratuita y socialista y aunque con el tiempo se suprimió la definición de socialista, los gobiernos del PRI siguieron valiéndose del sistema educativo nacional como un gran instrumento de propaganda y de adoctrinamiento, más sutil pero igual de pernicioso.

Consistiendo esa propaganda en dedicar horas y horas del tiempo de enseñanza-aprendizaje a memorizar ciertos períodos históricos con una alta carga de nacionalismo y de lucha de buenos contra malos, a cantar canciones de alabanza a héroes designados por el gobierno o a representar ciertos acontecimientos sin realizar alguna crítica a los mismos, como la expropiación petrolera, la reforma y partes muy escogidas de la insurgencia que no de la independencia o de la revolución.

Todo eso, aparte de privar a los estudiantes de razonamiento crítico sobre los eventos históricos del país, resulta que causa un gran perjuicio a la educación nacional, ya que el tiempo dedicado a fomentar ese nacionalismo acrítico ha sido tiempo perdido en la enseñanza de ciencias, tecnologías, lenguas tanto nacional como indígenas y extranjeras e incluso de razonamientos lógicos y filosóficos que podrían elevar mucho el nivel educativo del país.

Y es que contrario a lo que se ha venido haciendo en el país, la verdadera educación consiste en transmitir a los educandos la mayor cantidad posible de todas las ramas del saber humano, con lo cual se crea lo que se conoce como cultura general y entre más vasta sea ésta, más posibilidades hay de alcanzar un desarrollo tanto profesional como personal de las próximas generaciones y consecuentemente un mayor progreso para el país.

Desgraciadamente, en México seguimos empeñados en desperdiciar el irrepetible tiempo formativo de los niños y jóvenes en adoctrinamientos estériles y ahora tenemos que a la gran cantidad de gestas históricas que vienen de la época priísta, las cuales se han vuelto una especie de Antiguo Testamento, se le añade una nueva verdad revelada, la cual consiste en la victoria de López Obrador sobre las fuerzas del mal encarnadas en un amasijo de cosas que poco o nada tienen que ver entre sí, pero que son llamadas como neoliberalismo.

Con ello se demuestra que no se ha entendido nada en relación al valor que la verdadera educación tiene para un pueblo y es que la enseñanza de dogmas es justamente lo contrario al tipo de educación pública que se necesita para alcanzar un pleno desarrollo como país y algunos ejemplos de ello tenemos en los siguientes casos:

El considerable apoyo que entre la gente existe para mantener empresas públicas se debe a que desde chicos se nos enseñó que un hombre iluminado llamado Lázaro Cárdenas viendo siempre por el bien del país y ante los abusos de los malvados empresarios nacionales y extranjeros, decidió que lo mejor era volver al Estado dueño no del petróleo sino de su extracción procesamiento y comercialización, mas casi nadie sabe cómo se llevan a cabo esos procesos y/o cómo hacerlos más eficientes, porque se desconocen la geología, los procesos industriales o la constitución del mercado petrolero.

Sucediendo lo mismo con la generación, transmisión, distribución y comercialización de la energía eléctrica; en la cual se nos enseñó hasta el cansancio que solo el Estado debía de hacerse cargo de todo eso, porque la electricidad es de todos los mexicanos; pero nunca se nos dijo ¿Qué es la electricidad?, ¿Cómo se genera?, así como que cualquiera puede transformar cualquier tipo de energía física en eléctrica y ¿Por qué no venderla, si no se ocupa?

Y así podríamos seguir exponiendo ejemplos de dogmas como el tener un ejército “heroico”, cuando en realidad ha sido siempre bastante malito a lo largo de nuestra historia, ya que nunca fue capaz de ganar una guerra contra alguna potencia extranjera y que bien podríamos en tiempos modernos prescindir de él y destinar el presupuesto que se le dedica a crear una verdadera policía investigadora que sería mil veces más efectiva para contener el azote del crimen organizado.

Como bien pueden darse cuenta, el enfoque programático ha sido y es uno de los causantes de que la educación pública en México sea un verdadero desastre y mientras no entendamos que lo que se requiere es enseñar y no adoctrinar, nunca saldremos del subdesarrollo y como van las cosas, ¡Vaya que no empeñamos a permanecer en él!

[email protected]

Twitter: @FelipeFBasilio