• La delincuencia organizada  tiene una oferta que está presente en las redes sociales y en la vida cotidiana de los jóvenes, advirtió Hugo Almada, académico de la UAC.
  • Nelson Arteaga, de Flacso-México, dijo que hay una clara forma de participación de los jóvenes, la cual es visible mediáticamente 

Paola Cortés Pérez.- Hugo Almada Mirelles, académico de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez (UACJ), advirtió que el Estado no tiene una oferta y/o solución para enfrentar la situación de vulnerabilidad y exclusión social que viven los jóvenes del país.

Al participar en el Panel I “Jóvenes y vulnerabilidad” el miércoles 19 de septiembre, en el marco del Seminario Internacional “La inclusión social y la ciudadanía de las/los jóvenes en entornos de violencia, vulnerabilidad y exclusión”, organizado por el Instituto de Investigaciones Histórico-Sociales (IIH-S) de la Universidad Veracruzana (UV).

 

Ernesto Treviño, Hugo Almada, Nelson Arteaga, Heidy Gómez y Nilia Viscardi

Los panelistas participantes fueron: Hugo Almada, de la UACJ; Heidy Cristina Gómez Ramírez, de la Universidad de Antioquía, Medellín, Colombia; Nilia Viscardi, de la Universidad de la República, Uruguay; Nelson Arteaga, de Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso) sede México. Ernesto Treviño, académico del IIH-S, fue el moderador.

Hugo Almada dijo que el joven enfrenta una situación de vulnerabilidad y exclusión a la que el Estado no tiene una respuesta, pero la delincuencia organizada sí tiene una oferta que está presente en las redes sociales y en la vida cotidiana.

Mencionó que las problemáticas juveniles están lejos de ser comprendidas por los partidos políticos; por lo tanto, la participación ciudadana no tiene relación –no hay ni siquiera puntos de toque tangencial– con la vida cotidiana de los jóvenes.

“Si el sistema no tiene ofertas para los jóvenes, mucho menos las tienen los partidos o grupos políticos tradicionales, es decir, si para el ciudadano común no las hay, menos para los jóvenes pobres.”

No hay una participación activa de este sector social en las organizaciones civiles, mesas directivas o partidos políticos, porque el sistema no los escucha, porque en este esquema donde alguien tiene que pagar las culpas, los chivos expiatorios siempre han sido los jóvenes pobres, subrayó el académico de la UACJ.

“Las representaciones sociales están cargadísimas de discriminación, ellos cargan con la culpa de todo un sistema que no los escucha y no recupera sus demandas, sólo veamos el caso de Pedro César Carrizales ‘El Mijis’ electo diputado estatal de San Luis Potosí, que generó expresiones y comentarios sin sentido.”

Por su parte, Nelson Arteaga dijo que en la medida que sean detectados los soportes institucionales que están fallando, se podrá trabajar para que la vulnerabilidad y la exclusión no empujen a los jóvenes hacia la violencia u otro tipo de acciones del orden ilícito.

Lo cierto, mencionó, es que hay una clara forma de participación de los jóvenes que es visible mediáticamente, una de ellas son las manifestaciones de los universitarios en torno a la violencia que sufren, la cual ha sido muy destacable y visible en términos mediáticos.

“Esta participación oculta otras demandas, sobre todo de los jóvenes de los barrios marginales, por ejemplo lo vemos en el caso de la desaparición de jóvenes del barrio de Tepito y su inmediata estigmatización.

”Pero si está situación sucede con estudiantes universitarios inmediatamente hay una sobrevaloración que da hasta un cierto aire de pureza. Esto mismo se presenta con casos de feminicidios que ocurren en sectores populares.”

En tanto, Nilia Viscardi indicó que en Uruguay la búsqueda de la libertad es un elemento central para los jóvenes en situación de vulnerabilidad.

“Lo interesante es que la participación social de los jóvenes vulnerables, y de los que no, se ha dado en los últimos tiempos a través de cuestiones vinculadas a la sexualidad, porque desde aquí sienten que pueden deshacer el discurso tradicional, deconstruir el capitalismo y construir un espacio de libertad.”

Sin embargo, las redes delictivas ofrecen este espacio de libertad a través del deseo de consumo o control de dinámicas de lo que se percibe como juventud.

Para el caso de Colombia, cuando se les pregunta a los jóvenes cuáles son sus escenarios de participación ciudadana, ellos tienen una respuesta muy peculiar: “soy apolítico”, cuando en realidad tienen una gran lista de acciones que constituyen su subjetividad política y, al mismo tiempo, son una forma de desmarcarse de la política tradicional.