POR: Francisco L. Carranco.- Como si fuera una saga, o una exitosa serie de televisión o cine, el caso del gran robo de Huachicol no termina y seguirá dando tema de primera plana, con tantos vericuetos en su operación, intervención, control, administración, afectaciones a la sociedad, desabasto y muchas otras cosas que siguen saliendo a la luz pública y que no dejan de ser aterradoras por la audacia de todos los delincuentes que participan en ese Gran Atraco a la Nación.
Los medios de comunicación tradicionales y las redes sociales han dado cuenta de todo lo que pasa alrededor del tema, con críticas, burlas, señalamientos, odio, denostaciones al gobierno y hasta mentadas contra todos o que han intervenido históricamente el robo de los ductos, también, han dado cuenta de las grandes operaciones del crimen organizado en el control, venta y administración, distribución del Huachicol, con las grandes y millonarias ganancias y boquete financiero al erario público.
El Presidente, Andrés Manuel López Obrador, ha actuado con drásticas medidas, nada benéficas para la sociedad y bastante antipopulares, pero, que enseñan una política de estado que a través de lo que queda de PEMEX como empresa, no hay duda, el gobierno mexicano salvará a la paraestatal y administrará sus productos conforme a una intervención radical y fiscalizadora a través de las instituciones federales de control y seguimiento.
Así que con el SAT, la Función Pública, la Auditoria Superior de la Federación (ASF), la propia Secretaria de Gobernación, la Cámara de Diputados, la PGR, el Ejército y Marina ahora sí trabajando para salvaguardar a PEMEX y evitar, con la política del Cierre de Válvulas, erradicar el robo de Huachicol.
Cabe mencionar que todos los entes fiscalizables que mencionamos y otros que existen, se crearon para cuidar el gasto público de la federación, estados y municipios, pero, que a partir de la hegemonía de un solo partido la corrupción, impunidad, complicidad y surgimiento de las auténticas mafias en el poder, como PEMEX, llegaron para incrustarse en las empresas paraestatales que, bajo la máscara de la democracia, dieron inicio a uno de los atracos más escandalosos de la era moderna de México y Pemex, a nivel mundial.
Un spot de radio y televisión del Gobierno de México, varias conferencias del Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, indican las cifras millonarias en robo de barriles de combustible, nada más y nada menos se han recuperado más de 4 millones y medio de barriles de gasolina, se redujo en un 96% el robo a los ductos, se han recuperado más de 10, mil millones de pesos, hay más 1700 investigaciones y más o menos 435 detenidos.
La estrategia presidencial ha invertido en la compra de pipas de transportación, más de 5,000 soldados, apoyo de la policía federal, marinos y soldados, ha solicitado el apoyo de los ciudadanos que viven en las zonas por donde pasan las tuberías que transportan los combustibles, para que denuncien y en breve se invertirán recursos considerables para que dejen esa actividad, hay modestos resultados pero….
¡Pero! siempre hay un Pero y más, cuando se ataca la forma y no el fondo del asunto, verá usted considerado lector, el robo de gasolina y otros combustibles es un caso que ya he comentado anteriormente más grande y profundo que el narcotráfico, este delito organizado tiene dos vertientes que parecería que se tratará de dos grupos delincuenciales que convergen, sin embargo no es así, por toda la información que se ha publicado y procesado alrededor del huachicoleo es un solo grupo el que hace la inteligencia e, incluso, administra el aparente robo de gasolina de los pobladores, mismos que mandan a perforar ductos para desviar, realmente, la atención sobre operación que se hace desde las oficinas de Pemex en todo el país.
4, 500,000 (Cuatro y medio millones) de barriles de combustible que han aparecido en gasolineras, líneas trasportistas, de carga, en largas filas en las periferias de los pueblos, terminales de ducto en establecimientos de autotransporte de carga y un sinfín de opciones donde se desplaza el combustible y, que, por los volúmenes reportados 4, 500,000 (Cuatro y medio millones), los pobladores no tienen capacidad con sus bidones y tambos llevar el combustible a las gasolineras concesionarias de Pemex, diariamente, para mantener la línea de corrupción de esta modalidad de delito.
Los pobladores huachicoleros no tienen la menor idea de organizarse ni para vender las piscachas que les deja la gran e invisible organización de roba ductos profesionales que se encuentran incrustados en la logística de distribución, desde que sale desde las refinerías, almacenes y depósitos que abastecen a las gasolineras de todo el país.
Espeluznante la información publicada que, desde altamar, hay huachicoleros que roban, obviamente, con permiso y complicidad los buque tanques que traen gasolina a ls almacenes de los depósitos de Pemex y, también, desde las plataformas, donde los pobladores del Triángulo Rojo u otras poblaciones ni siquiera conocen el mar.
Valga la expresión, pero tómese como un reproche al manejo de la actividad delincuencial sin duda, los pobladores alrededor de los ductos obtienen ganancias y proveen de combustible a bajo costo a los comerciantes y pobladores que trasportan pasajeros, productos agrícolas, alimentos carga en general que abastecen sus tanques automotores con gasolina a preciso bastante cómodos que van desde los $6.00 pesos a los $9.00 y que a esos preciso la competencia se vuelve desleal y bastante tentadora para todos los consumidores de diésel y gasolina en ciertas regiones.
Ante esta problemática y la nueva estrategia federal para proveer de gasolina a todas las entidades no sería mejor que AMLO cumpliera y bajará el costo de Gasolina como lo prometió en campaña, acto que se cubriría de gloria y acabaría con el precio desleal en la clandestinidad y que ese precio fuera oficial en todas las gasolineras del país, imagínese $6.00 o $9.00 pesos, seguro que todos los mexicanos estaríamos vitoreando al Presidente de México