Felicitaciones a mi sobrina Fabiola y a su familia

Carlos Alberto Duayhe.- Los presidentes de México y Estados Unidos, Andrés Manuel López Obrador y Joe Biden, comparten, entre una gran cantidad de temas de agenda, uno inevitable, la migración de sur a norte.

Datos van y vienen:

Por ahora se estima que entre mexicanos o extranjeros hay cuando menos más de 400 mil personas asentadas en las fronteras sur y norte en espera de pasar a la vecina nación, sea por necesidad económica, huir de la pobreza extrema,  violencia, o quizá alcanzar a amistades o familiares, todos en espera de visa humanitaria o contratar polleros que por seis mil dólares te pasan, con penurias y riesgos de todo orden.

En los caminos –incluso ya por mar- operan desde asaltantes, secuestradores, tratantes de personas, narcos, delincuentes comunes, polleros, quienes saben que quienes aspiran arribar a territorio norteamericano, dejan dividendos, incluidas autoridades.

“La mayoría de las deportaciones, unas 845.000 este año ocurren bajo el Título 42 que implementó el presidente Donald Trump (2017-2021) para expulsar a migrantes de inmediato con el argumento de la pandemia, una regla que ha mantenido el presidente Joe Biden aunque sin aplicarla a menores de edad”, refiere Expansión.

La semana anterior el presidente López Obradoragradeció a la vicepresidenta de Estados Unidos, Kamala Harris, el anuncio de inversiones y empleos en el sur del país y en Centroamérica. El objetivo: mitigar precisamente la crisis migratoria como la opción, insistió, más acertada de paliar este inevitable fenómeno; incluso mencionó que se puede conjugar con la entrega de visas de trabajo a toda la América Latina, punto que lleva décadas en los escritorios.

Es evidente que Estados Unidos no puede seguir soslayando este asunto pues por encima de cuestiones políticas o económicas de su interés, hay un tema insoslayable en sus prioridades nacionales como es la seguridad, el temor de una frontera tan porosa por la que a diario circulan armas, drogas, personas, más ahora con el fin de la guerra con Afganistán y el temor evidente a cualquier acto terrorista.

En la frontera sur vemos a miles de haitianos, solos o familias enteras, incluso hasta infantes sin más posesión que lo puesto encima, acurrucados con centroamericanos, sudamericanos, africanos, asiáticos y los que se acumulen.

Pero como dijo una investigadora mexicana de la Universidad de Chicago, socióloga por cierto: cuándo alguien decide irse, pase lo que pase, a Estados Unidos,  se convierten en otros entes, nada los detiene, en el plan de fuga, pase lo que pase.

México hace la contención pero ello no salva de toda clase de atropellos y es el papel geográfico que le toca jugar, incluidos los connacionales.

Por eso, señor Biden, acción.

Atraques

  1. La despenalización del aborto en México es un  hecho que trae de cabeza a religiones que por años lo han rechazado. La decisión de la Corte sería impensable apenas hace unas décadas. Hoy es un hecho, educación e información harán a mujeres y hombres a decidir con responsabilidad y libertad al respecto. Tema difícil sí, pero personas vulneradas, menores de edad inclusive, se vieron obligadas por años a tener hijos sin su voluntad.
  2. Miguel Ángel Osorio Chong, exgobernador de Hidalgo, exsecretario de Gobernación, presidenciable y hoy senador, no ve la suya por ningún lado. Ahora está inmerso en un desvío de casi tres mil millones de pesos de la dependencia federal a su cargo a través de la feliz pareja de Víctor Manuel Álvarez Puga e Inés Gómez Mont, ahora de pelada. El sueño político de Osorio Chong más despierto que nunca.
  3. Ningún expresidente ve la suya ante tantas secuelas de abuso y corrupción. Ahora el caso de Luis Echeverría Álvarez, presuntamente despojado de todos sus haberes.