El primer día de 2024 dejó un terremoto de 7.6 en la provincia de Ishikawa al oeste de Japón, ante la magnitud las olas de la isla alcanzaron hasta cinco metros de altura provocando una alerta de tsunami. En la evaluación de los daños, también reportan un derrame de materiales radiactivos de la central nuclear de Kashiwazaki-Kariwa a consecuencia del movimiento.

No ameritó una alerta nuclear como el caso ocurrido en Fukushima en 2011, sin embargo, las autoridades se mantienen en observación de la planta que fue cerrada desde aquel terremoto de 9.1 de magnitud.

Las autoridades aún no han enviado datos preliminares sobre el número de muertos o heridos, pero temen por una segunda afectación a una planta nuclear.

Desde 2011 no se había activado la alerta por tsunami por los últimos sismos que se habían presentado en el país, en esta ocasión se analiza el impacto que pudiera tener en las plantas que fueron bloqueadas desde el desastre nuclear.

Tokio Electric Power Company (Tepco), empresa propietaria de diversas plantas nucleares anunció que revisaron el impacto de los daños tras el sismo de 7.6 y descartó un riesgo en la terminal de Fukushima. Cinco días antes del terremoto el regulador de energía nuclear levantó el veto a la central de Kashiwazaki-Kariwa. para reactivar sus actividades después del freno que tenía por motivos de seguridad.

En sus redes sociales destacaron que «no se han observado anomalías» en los monitores de radiación. Por otro lado, confirmaron que tendrán que refrigerar las piscinas de combustible gastado después de este movimiento telúrico.

En la central nuclear Kashiwazaki Kariwa, hemos confirmado que las piscinas de combustible gastado de todas las unidades tendrán que enfriarse después del terremoto. Los monitores de radiación (puestos de vigilancia, etc.) tampoco indican anomalías.

En 2023, Japón anunció que vertería al mar las aguas radiactivas de la central de Fukushima lo que alertó a los países vecinos por el riesgo a 12 años del accidente.