la Iglesia Católica en Veracruz utilizó el Dia Internacional de la Mujer para orar por aquellas desaparecidas, víctimas de violencia o que padecen algún tipo de discriminación.

En su tradicional comunicados dominical, el padre José Manuel Suazo Reyes, dijo que las mujeres son la base de la familia.

El 8 de marzo se celebra el día internacional de la mujer. A través de este comunicado queremos expresar nuestro reconocimiento, respeto y admiración a todas las mujeres quienes con su femineidad contribuyen en la construcción de nuestra sociedad. La mujer desarrolla un papel muy importante en el mundo como persona, madre, educadora, trasmisora de la fe, empresaria y servidora pública, entre otras tantas funciones que la mujer desempeña.

Desde la óptica de la fe (Cfr Gn 1, 26-2, 25) la mujer ha sido creada con la misma dignidad del hombre, es una criatura salida de las manos de Dios, hecha a su imagen y semejanza. Ella está abierta a la trascendencia, dialoga con su creador, a ella también se le ha entregado el dominio de la creación.

En su tarea de madre, la mujer es el signo natural de la fecundidad de Dios en el mundo. Gracias a la mujer, la vida humana sigue llegando al mundo; “ella es la puerta de la vida por la que Dios entra al mundo”. Es siempre la mujer la que concibe, la que lleva en su seno y da a luz a los hijos. Esto no se reduce a un simple hecho biológico sino comporta también una serie de aptitudes espirituales propias de la mujer con las que enriquece y embellece la vida del ser humano.

La misión de la mujer no se reduce sólo al rol de la maternidad, ella también ayuda a crecer al ser humano, contribuye en su formación y lo enriquece; la mujer además de ser madre es maestra de la vida. La mujer acompaña y ayuda a los hijos para que pasen de ser creaturas dependientes a convertirse en personas autónomas y maduras.

Como educadora en la fe, la mujer es de ordinario quien dedica más tiempo para acercarnos a Dios; desde la oración silenciosa que hace cerca de la cuna, hasta la invitación perseverante para que los hijos no se olviden de su creador. Por su especial sensibilidad y ternura, la mujer es la que cuida principalmente el crecimiento espiritual de los hijos y quien mejor muestra el amor de Dios desde la pequeña iglesia que es la familia.

Junto a estas nobles tareas, hoy encontramos infinidad de mujeres que además de las responsabilidades de un hogar están contribuyendo de forma notable y eficaz en algún servicio público o privado, en la escuela, la universidad, las oficinas y las empresas, así como en las parroquias, las asociaciones y los institutos; existe una notable participación de la mujer en la construcción de la sociedad, haciendo proyectos y llevando a cabo diferentes iniciativas que buscan mejorar la sociedad que vivimos.

Por otro lado, lamentablemente sigue habiendo condicionamientos que hacen difícil el camino de la mujer por despreciar su dignidad, olvidar sus prerrogativas, marginarla e incluso orillarla a la esclavitud; la trata de personas hoy es un fenómeno recurrente, donde la mujer es objeto de terribles injusticias y es sometida a llevar a cabo actividades que la rebajan a una simple mercancía; en el mundo subterráneo del trabajo, de las relaciones humanas o en los espacios públicos, muchas veces se construyen historias humillantes de acoso, abusos, violaciones y agresiones de todo tipo contra las mujeres; no podemos ver como algo normal estas expresiones de violencia y no se deben tolerar.

En nombre de la dignidad de la mujer denunciamos y condenamos la difundida cultura hedonista y comercial que promueve la explotación sistemática de la mujer, induciéndola a caer en ambientes de corrupción y hacer un uso mercenario de su cuerpo. También denunciamos la imagen parcial de la mujer que desea imponer la ideología de género, exaltando falsas libertades y falsos derechos. La mujer está llamada a desarrollarse integralmente como persona, debe reconocérsele todas las aportaciones que con su ingenio, destrezas y habilidades ofrece a la sociedad. Todo ser humano debe ser respetado, especialmente la mujer cualquiera sea su condición.

No faltan los obstáculos y dificultades que impiden a la mujer insertarse en la vida social, política y económica; sigue habiendo discriminación en su rol de ser mujer y de ser madre, de ser emprendedora y desempeñar un servicio público.

Entre estas luces y sombras que se tejen en torno a la figura femenina, deseamos además unirnos en oración como comunidad cristiana para pedir por el cese de la violencia en México, oramos de modo especial por todas las mujeres que han sido asesinadas o desaparecidas o que son víctimas de algún tipo de violencia.

Que nuestro país sea un lugar de oportunidades para que la mujer pueda desarrollarse ampliamente, sin menoscabo de su integridad, en su papel de ser madre, esposa, empresaria, servidora pública, educadora y constructora de la sociedad.

Que las mujeres puedan disfrutar también de los espacios públicos sin experimentar miedo a ser acosadas, agredidas o violentadas. Que la mujer sea respetada, reconocida y promovida en todo el arco de la existencia.