FELIPE DE JESÚS FERNÁNDEZ BASILIO.- En otras ocasiones hemos tratado en este espacio el complicado y a la vez triste tema de las migraciones y también del papel que históricamente ha tenido México en las mismas, el cual generalmente ha sido de acogida cuando el destino final de las mismas es el país y de apoyo y solidaridad sobre todo por parte de la sociedad civil organizada cuando los migrantes solo están de paso.

Mas ahora en México tenemos un gobierno que se ha destacado por ser mentiroso y hacer creer una cosa para después realizar todo lo contrario a lo prometido y en este caso tenemos que en campaña y a inicios de la presente administración se dijo tanto por parte del presidente como de los secretarios de gobernación y relaciones exteriores que siempre se iban a respetar los derechos humanos de los migrantes durante su estancia en México y que además se iban a crear empleos para que los que gustasen pudieran quedarse en México.

Sin embargo, las circunstancias para los migrantes dieron un dramático giro cuando el mismo gobierno mentiroso cuyo jefe prometió en campaña que no iba a permitir que un gobierno extranjero dirigiera las políticas del gobierno mexicano y que iba a ser muy exigente en el respeto a la soberanía nacional, sucumbió al primer tronido de dedos hecho desde Washington  y dio un giro de 180 grados en la política migratoria, ordenando la persecución y posterior deportación de la mayor cantidad de migrantes que sea posible.

Llegando su servilismo hacia el gobierno norteamericano hasta el grado de dedicar a la mayor parte de las fuerzas del orden federales para cazar migrantes, cosa que además hace en un país azotado terriblemente por el crimen, y así convertir a México en la verdadera frontera sur de Estados Unidos sin tener en la materia nada a cambio, porque los nacionales mexicanos siguen teniendo las mismas complicaciones que los demás para entrar a Estados Unidos.

Es decir, el gobierno de López se sometió incondicionalmente al de los Estados Unidos y así dedica todos sus esfuerzos para hacer realidad la promesa de Trump, quien como vemos a diferencia de López sí cumple sus promesas y lo hace por el medio que sea, de crear un muro infranqueable en el sur y que éste sea costeado por México.

Y es que en este caso y para decir las cosas como son México no es una comparsa de Estados Unidos, sino que es quien costea y lleva a cabo el trabajo que debieran de hacer los guarda fronteras norteamericanos y para ello dedica un altísimo porcentaje tanto de presupuesto como de elementos que en teoría debieran de ser destinados para la prevención y persecución de delitos y no para hacer lo que le corresponde a terceros países; ya no hay que olvidar que quien no quiere a los inmigrantes es Estados Unidos y no México y por lógica elemental esa tarea le corresponde a Estados Unidos.

Y lo peor de todo es que esa engorrosa y nada productiva tarea se hace sin obtener una ventaja para los mexicanos.

Cosa que sí ocurre con otros países en otras latitudes, siendo un ejemplo el caso de Portugal, España, Italia o Grecia que al igual que México en algún momento necesitaron contener las migraciones ilegales (y lo siguen haciendo) hacia países que eran más ricos como los del norte y centro de Europa pero que fueron recompensadas integrándolas en la Unión europea y dando pleno derecho de tránsito a sus nacionales al interior de ésta.

Cabe hacer la aclaración que la integración a la UE de estos países no fue por ese solo motivo pero que hacen esa tarea con más dignidad que México, porque sus ciudadanos sí pueden moverse a placer por el continente y en caso contrario sería muy difícil que la hicieran, ya que seguramente sus gobiernos serían fuertemente censurados por su ciudadanía.

Mas como ya dijimos, aquí y ahora las cosas son totalmente diferentes, puesto que el gobierno mexicano que ofrecía ser un tigre para defender su soberanía acabó siendo un perrito faldero de los Estados Unidos, el cual ejecuta a la perfección todas las maromas que Trump le ordena.

Y lo hace tan a la perfección que ni siquiera la encargada de velar por los derechos humanos de toda persona que se encuentre en territorio nacional se atreve a decir algo sobre la violencia policial a la que son sujetos los que intentan entrar, transitar o incluso salir del país por el norte, cuando su elemental obligación es hacer los extrañamientos que sean necesarios a las autoridades competentes para que cesen en sus actos ilegales mas como la señora Rosario Piedra no es más que una títere del gobierno, su boca callada es el mejor ejemplo de cómo esta administración se encuentra plegada incondicionalmente a los deseos de Donald Trump.

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