FELIPE DE JESÚS FERNÁNDEZ BASILIO.- En los últimos tiempos hemos visto como muchas mujeres con el rostro cubierto han marchado so pretexto de que son víctimas de violencia y/o de discriminación mas eso que dicen es solo un mero pretexto para atacar como verdaderas hordas de hunos todo lo que se encuentran a su paso.

Tan es así que por donde pasan sus marchas ni la hierba vuelve a crecer, tal y como se decía que sucedía en los lugares por donde asolaban las hordas de Atila, el rey más famoso que hubo de aquel pueblo de principios de la edad media.

Pero la cosa no queda en el alto nivel destructivo de las marchas, sino que también pasa por el tipo de espectáculos que dan como el hacer piñatas con la figura de un feto o el excluir cualquier participación masculina en sus protestas callejeras, es más ni siquiera se puede acercar un varón a varios metros de distancia porque es considerado como una agresión, no lo digo yo sino lo dicen las mismas convocatorias que sus lideresas emiten.

Ahora bien, la cuestión es preguntarse si esas marchas realmente son efectivas o si están bien encauzadas o si por el contrario están apuntando hacia objetivos que poco o nada sirven para resolver el problema del que se duelen.

A sabiendas de que por mi condición de varón escribir sobre este tema puede ser considerado una provocación por parte de las integrantes de ese movimiento, ya que no podemos meternos de ninguna manera en su lucha; correré con los riesgos de hacerlo, porque ante todo vivimos en una sociedad en la que todos los individuos podemos opinar sobre lo que le sucede.

Por lo que en primer lugar hay que ser muy enfático en que en sociedades como la nuestra un movimiento que exija la plena igualdad de todas las personas tanto ante la ley como en la sociedad misma es más que necesario, ya que por desgracia no tenemos esa idea germánica de igualdad absoluta que priva en el norte de Europa y que resistió incluso al cristianismo y que quizá en parte con la reforma protestante se adaptó la religión a la sociedad de esos países.

Mas nosotros para donde nos movamos tenemos unos orígenes que oprimen a la mujer, ya que por nuestra parte europea tenemos la mayor parte de las doctrinas que restan derechos a las mujeres, por ejemplo, para los romanos la mujer era un ser prácticamente incapaz para disponer de sus bienes, en Grecia no podían votar mientras que con el cristianismo la situación tampoco varió pues es la continuidad de la visión romana y luego a las tierras de donde salieron los conquistadores llegó el islam, el cual es el que menos destaca por la búsqueda de la igualdad hombre mujer.

Mientras que del lado indígena la situación en nada era mejor para las mujeres, ya que eran criadas y luego tratadas como una mera mercancía que el padre de familia comerciaba con el futuro esposo y hasta la fecha en las comunidades indígenas de nuestro país vemos como las muchachas se cotizan en cartones de cerveza y algunos otros productos que el prometido lleva a la casa de los padres de la muchacha y una vez que se cierra el trato y hay boda, ésta queda sometida a las órdenes de su esposo.

Claro que también hay que señalar que desde el siglo pasado mucho se ha avanzado en ese campo y sin embargo esos avances son más palpables en medios urbanos y de cierto desarrollo social, por lo que considero que esas marchas están equivocadas respecto al lugar en donde se hacen, porque en los centros de las ciudades el problema es inexistente y por ello debieran mejor de ir a la sierra o a los pueblos alejados a hacer sus plantones, créanme que allí sí hay mucho que exigir y nadie hace nada.

Otra cuestión a destacar es que da la impresión de que estos movimientos confunden la búsqueda de la igualdad femenina y masculina con otras cosas como el promover el aborto y no hace falta ni ser moralista ni mucho menos arrojar agua bendita para darse cuenta que una cosa no tiene nada que ver con la otra.

Y es que para que haya aborto tiene que haber tanto un feto, como ese del que se burlan, como un padre y el primero ya es un ser con un cuerpo diferente que escapa a la soberanía individual de la madre mientras que el segundo es alguien que también tiene derechos y obligaciones respecto al ser que viene en camino; luego entonces como ya se dijo, la cuestión escapa del ámbito exclusivo de la madre y el principio más elemental del derecho dice que un derecho individual termina justo donde comienza el de otros individuos.

Cosa diferente y que además es la solución a la mayor parte de ese problema es que cualquier persona que no deseé tener descendencia decida operarse y ahí sí es una decisión soberana sobre el propio cuerpo y sobre la propia vida y no se debe de tolerar ninguna presión familiar, social o religiosa que imponga algo diverso a lo decidido, pero reitero ahí se trata de la individualidad y el derecho a decidir sobre la misma.

Tampoco se puede pasar por alto que hay circunstancias que provocan embarazos no deseados, siendo generalmente una consecuencia de la comisión de un delito y sin embargo existen mecanismos como la adopción para tratar de resolver esas situaciones que desgraciadamente no tienen una solución total, más hay que tener en cuenta que el hijo, aunque es indeseado, no tiene la culpa de lo sucedido y es injusto que pague con su vida.

Y de la androfobia que presentan esas marchas, justo es decir que dicha actitud es incongruente con la búsqueda de la igualdad, ya que para que haya igualdad primero debe de haber inclusión y si los destinatarios de esas protestas son los varones o “patriarcas” como les llaman, que mejor que incluirlos para que llegue mejor el mensaje.

Por todo ello considero que quienes llevan a cabo esas marchas se encuentran muy confundidas respecto a lo que piden, ya que meten muchas ideas diferentes en una licuadora y con lo que resulta salen a destruir las ciudades, pero no resuelven ni de seguir así resolverán el problema que dicen buscar arreglar.

Porque no es destruyendo ciudades como van a alcanzar la igualdad entre hombres y mujeres y de veras más podrían hacer predicando en el campo y en las periferias de las ciudades que es en donde existen verdaderas aberraciones en pleno siglo XXI, pero es más cómodo vandalizar ciudades enteras que ir a predicar en el campo, ya que el lucimiento mediático es fácil mientras que la lucha social que nadie ve no lo es.

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Twitter: @FelipeFBasilio