FELIPE DE JESÚS FERNÁNDEZ BASILIO.- Mucho se ha dicho que el país está mal, que la economía no crece, que el gobierno es incompetente en resumen que el país va por mal camino y que el 1 de septiembre López va a entregar cuentas negativas.

Y por desgracia así es, ya que más allá de las malas cuentas económicas, de la casi nula diplomacia o de las pifias cotidianas generadas por dar un show todas las mañanas, el país no es un lugar seguro y sin seguridad es imposible cualquier otro tipo de avance.

Prácticamente no se conoce de alguna ciudad mediana o grande que no esté a merced de la delincuencia y del campo, ni qué decir; siendo lo peor de todo que los delincuentes ya no solo se limitan a pelear entre ellos mismos, sino que se han vuelto en verdaderos terroristas.

Porque no hay otra manera de llamar mas que terrorismo a tragedias como la que sucedió en el bar desnudista “El Caballo Blanco” de Coatzacoalcos, establecimiento al que irrumpen sujetos armados que rocían de gasolina el lugar y que se retiran realizando disparos para encerrar a los comensales y luego prenden fuego al lugar, causando 29 muertes al momento de escribir estas líneas y varios más hospitalizados.

La verdad es que no hay diferencia con los actos terroristas que se cometen en Jerusalén, en ciudades europeas o de África, ya que no solo asesinan a delincuentes, sino que a cualquier paisano que se encuentre en el objetivo del ataque, situación que encuadra los hechos en la definición de terrorismo.

Y estas situaciones se dan a lo largo y ancho de la República Mexicana, ya que tenemos que suceden en el Caribe, en la Ciudad de México, en Jalisco, Nayarit, Michoacán y en prácticamente toda la geografía nacional.

Y ante todo esto, la pregunta que cabe hacerse es ¿Qué hacen las autoridades?

Siendo la respuesta: nada para resolver la situación y mucho para frivolizar las desgracias y una muestra muy clara de ello la tenemos con la reacción que tuvieron frente a los hechos ocurridos en Coatzacoalcos.

La tragedia ocurre en la madrugada y al despuntar el alba el gobernador veracruzano como gallina clueca comienza tanto a enviar mensajes de twitter como a recorrer los medios nacionales con su clásica cantaleta de que la culpa es del fiscal del estado, ya que según dijo, el que señaló como autor de la masacre fue detenido dos veces y las dos veces fue liberado por la fiscalía local.

Ni tarda ni perezosa la aludida fiscalía desmintió, como siempre lo hace, la bravata del gobernador y comprobó que quien liberó en dos ocasiones a la persona fue la fiscalía federal, situación que fue corroborada, puesto que ampliamente circulan fotos de los oficios en los que consta que esa persona estaba puesta a disposición de la Fiscalía General de la República.

Mas las frivolidades no pararon ahí, ya que en su acostumbrado show tempranero López se desgarró las vestiduras condenando el supuesto contubernio de las autoridades, léase la Fiscalía General de Veracruz, con los delincuentes.

Como podemos ver, el problema no solo está en que el crimen está organizado está desatado como nunca, sino que también el gobierno es totalmente incompetente para atender la situación ya que, en lugar de tratar de prevenir la comisión de este tipo de hechos, la única respuesta que tienen es seguir con sus pleitos, obsesiones y rencillas políticas, ignorando cuáles son sus funciones.

Ya que para empezar, tanto el gobernador en lugar de andar como chivo en cristalería acusando al fiscal local como el presidente comprando el pleito, debieran de pedir cuentas a sus secretarios de seguridad pública, exigiendo una explicación de por qué no se pueden prevenir estas situaciones, ya que hasta donde se sabe quién debe de prevenir el crimen es la policía a cargo de Seguridad Pública y no la fiscalía, ya que esta salvo que estuviéramos en una dictadura y hubiera una policía política como la Gestapo, solo investiga crímenes ya consumados.

Así es, no solo se sufren tragedias derivadas del terrorismo en el que ya vivimos, sino que ahora se frivolizan las mismas y eso demuestra la total incapacidad de las autoridades para afrontar como es debido a los grupos criminales, acabando con ello con cualquier posibilidad de desarrollo, ya que como tantas veces se ha dicho en este espacio, sino hay seguridad no hay nada de lo demás y México seguirá siendo un Estado fallido.

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