Carlos Alberto Duayhe.- El poder público en una democracia aún en proceso de perfección como la de México demanda planes claros de crecimiento y desarrollo; al mismo tiempo, como la vida misma, gobiernos y sociedades enfrentan sorpresas.

Cuando el presidente Andrés Manuel López Obrador ganó las elecciones hace tres años, fue inobjetable: la mayor votación que una persona ha tenido hacia el gobierno y como es público y sabido fue gracias a la enorme y compleja impunidad y corrupción generada por muchos de sus antecesores, en algunos casos, de atar, que llevaron a millones de mexicanos a favorecerlo con el voto.

E inició sus gobierno con muchos cambios y obviamente la alteración de  intereses de aquí y aculla, aunque su forma y estilo, su revanchismo, el echar culpas de todo al pasado, fomentan divisionismo, entre razones y rozones aún está en el ánimo de las mayorías a las que, lo dice y testamenta, obedece.

En tanto ha tenido que enfrentar un contexto internacional político y económico del exterior muy complejo, los famosos reacomodos de las potencias, las fuerzas económicas que ejercen gran presión y las naciones subdesarrolladas o en vías de cuasi arrastradas a tantos vaivenes.

(Recuerdo en el sexenio anterior la licitación internacional del tren rápido entre la Ciudad de México y la industriosa Querétaro. Gana una empresa de China con un tren supuestamente  eficiente, rápido y buen precio en lo formal, a saber detrás de. Pues nada, de un día a otro el secretario de Comunicaciones y Transportes, el innombrable Gerardo Ruiz Esparza, cancela el contrato y paga a la nación del oriente la nada despreciable suma de 500 millones de dólares. Nunca hubo explicación oficial, se sabe que al gobierno de Estados Unidos nunca le agradó ese asunto, para trenes los de ¿occidente?).

Luego el mandatario cuida su salud del Covid –segunda vez que le da- y la del país, aun con imprecisiones al principio de la pandemia han tenido que destinar toda la atención y recursos a equilibrar este asunto entre salud y economía, en franca espera de que de verdad se llegue a ese razonable equilibrio, porque ya van más de 300 mil muertes y las que faltan.

Finalmente, los pendientes referidos por el controvertible presidente y morenista del Senado, Ricardo Monreal, al concluir este domingo la octava reunión plenaria de sus pares y de partido: “… los tres principales problemas que ocupan nuestra atención y la de la población son garantizar la seguridad pública y recuperar la paz; atender los impactos humanos y económicos provocados por la pandemia y;  nuestra preocupación por la implementación que ha causado un incremento en los precios en México y en el mundo.

 Y atendiendo las prioridades del Ejecutivo federal: reforma eléctricapolítica-electoral y a la Guardia Nacional, estas tres, junto con las otras, han sido motivo de esta plenaria del grupo parlamentario”.

Crecimiento, desarrollo, democracia, siguen los grandes pendientes.

Atraques

1.     Lamentable el asesinato de tres periodistas este mes de enero, dos en Tijuana –una mujer allí- y uno en Veracruz. Protesta de comunicadores en más de 30 ciudades del país. Es un gremio difícil de conjuntar intereses, ideas, objetivos- aun así, cuanta justicia hace falta y ojalá esto no quede como miles de casos –periodistas y otros ciudadanos- en el olvido y la impunidad. Como dice un fiscal amigo, lo que no se averigua máximo en un mes, hasta nunca.

2.     Urge acelerar programas de impulso económico en Centroamérica, pues la migración hacia los Estados Unidos, a pesar de filtros en las fronteras sur y norte, sigue. Fue el caso este jueves anterior de dos jóvenes y sus dos pequeños traídos desde la Antigua hasta Fortín, Veracruz, sin alimentos, agua, ropa de invierno. Solicitaron recursos para ir a Amatlán, donde saben que ayudan a los migrantes.

3.     Derechos humanos, derecho a la información, otros de los enormes retos que como nación llaman a la atención y cuando sea posible participación y capacitación en estos tiempos de redes sociales que llegaron para acrecentarse.