A TODAS LAS PERSONAS CREYENTES, A LAS PERSONAS DE BUENA VOLUNTAD, A LA OPINIÓN PÚBLICA, A LAS AUTORIDADES FEDERALES, ESTATALES Y MUNICIPALES 

La violencia que atenta contra la vida humana es siempre condenable (Cfr. Evangelium Vitae 53) y se debe buscar superarla siempre preservando el estado de derecho y por los causes institucionales, pues va en contra de la dignidad humana dañando todo el tejido social, al promover un clima de desconfianza e inseguridad.

Esto se agrava aún más cuando se utiliza para quitar la vida a grupos de personas con formas crueles e inhumanas. 

La Diócesis de Coatzacoalcos y Un Servidor como Pastor de la misma, expresamos nuestra profunda preocupación por la situación que prevalece y se agrava en el sur del estado de Veracruz. El clima de violencia e inseguridad va en incremento lastimando personas, familias y sociedad en general. 

Lamentamos y reprobamos lo acontecido este 27 de agosto en el Bar llamado El Caballo Blanco, de la Cd. de Coatzacoalcos, Veracruz, donde perdieron la vida varias personas y otras más resultaron gravemente lesionadas a consecuencia del ataque sumamente violento de un grupo armado. Como Iglesia diocesana nos solidarizamos con los familiares que sufren el dolor y la pena ante este terrible hecho que llena de luto nuevamente a muchos hogares veracruzanos. 

Pedimos a Dios por el eterno descanso de las personas fallecidas, por las personas gravemente lesionadas y también por sus familias para que sean fortalecidas física, moral y espiritualmente en estos momentos de tristeza y dolor. 

A los que hayan realizado este atentado les recordamos que la violencia genera sólo más violencia, daños irreparables que aumentan la espiral del mal y el deterioro de nuestras comunidades. Que siempre es posible el arrepentimiento, la búsqueda del perdón, la misericordia de Dios a través del cambio de vida y la reparación del daño causado (Cfr. Dives in Misericordia 14). Que siempre es mejor promover la luz, portadora de justicia y alegría; y no las tinieblas llenas del mal que solo causan dolor, muerte y tristeza. 

Confiamos también que las autoridades responsables de investigar y esclarecer este hecho violento lo puedan hacer de manera adecuada cumpliendo con su tarea de resguardar la integridad y la vida de todos los ciudadanos. 

A todos los fieles creyentes y personas de buena voluntad los invitamos a continuar pidiendo a Dios, a través de la campaña de oración y del compromiso de nuestra vida, por la superación de la injusticia y la violencia. Que podamos seguir promoviendo las estrategias y los medios para recuperar la cultura de la vida y la justicia social.